VATICANO, 26 Feb. 16 (ACI).-
Hace pocos días el Papa Francisco sostuvo un animado encuentro con un grupo de niños y sus padres, a quienes le contó cuáles son sus tres santos amigos: Santa Teresita del Niño Jesús, San Francisco y San Ignacio de Loyola.
Según señala Radio Vaticano, el Santo Padre respondió así a una de las preguntas que le hizo uno de los pequeños el pasado 22 de febrero en el Aula Pablo VI en ocasión de la publicación del libro “El amor antes del mundo. El Papa Francisco escribe a los niños” publicado por la casa editorial Loyola Press de los sacerdotes jesuitas estadounidenses.
“¿Qué santo usted admira más?”, preguntó uno de los niños presentes, y el Papa respondió: “tengo varios santos amigos, no sé a cuál admiro más, pero soy amigo de Santa Teresita del Niño Jesús, soy amigo de San Ignacio, soy amigo de San Francisco y los admiro a cada cual por alguna cosa. Pero yo diría que son los tres, quizás, que más me llegan al corazón”.
Luego de saludar en italiano, inglés y español, el Papa afirmó que “las preguntas más difíciles que me han hecho, no fueron en los exámenes los profesores, sino las que me hicieron los chicos”.
Francisco dijo que “contestar a una pregunta de un chico a uno lo pone en dificultad”, “porque el chico tiene algo que ve lo esencial y lo pregunta directamente, y eso produce un efecto en quien escucha la pregunta de maduración interior. O sea, los chicos hacen madurar a los grandes con sus preguntas”.
A otra de las preguntas de los niños, sobre si es difícil ser Papa, el Pontífice dijo que “es fácil y es difícil, como la vida de cualquier persona. Es fácil porque tenés mucha gente que te ayuda. Por ejemplo, ustedes, me están ayudando a mí ahora, porque mi corazón está más feliz y voy a poder trabajar mejor y hacer mejores cosas. Hay momentos difíciles porque las dificultades en todos los trabajos existen”.
Una niña argentina lo cuestiona luego "¿si no fuera Papa, qué quisiera ser?’", Francisco contesta: “¿Digo la verdad? Cuando yo tenía tu edad, si más o menos, la tuya. Cuando tenía la edad de ustedes iba con mi mamá o con mi abuela al mercado a comprar las cosas. En aquella época no había supermarket sino había el mercado en la calle, se llamaba feria, y estaba el puesto de la verdura, de la fruta, de la carne. Y a mí me gustaba ver cómo el carnicero cortaba la carne, con que arte. Entonces, yo dije que quería ser carnicero. Después estudié química, pero esa fue la primera vocación”.
¿Cómo se siente ser Papa?, pregunta otra niña: “Me siento tranquilo. Dios me dio la gracia de no perder la paz, es una gracia de Dios. Y me siento como que estoy terminando mi vida así, con mucha paz. Me siento bien por eso, porque siento que Dios me da paz. Y también me da alegría, por ejemplo, este encuentro con ustedes me da mucha alegría”.
El Papa Francisco agradeció la visita y afirmó que “para Jesús los niños eran como el reflejo del camino hacia el Padre. Cuando me encuentro con chicos salgo rejuvenecido, dan vida, y rezo por ellos, para que la vida de ellos sea buena”.
Con atención Francisco recibió después los regalos que los niños le llevaron: chocolates belgas, un silbato irlandés, unas botas de Australia, dulces de Sicilia, una estatuilla de Kenia, alfajores de Argentina.
A la niña china de She Shan el Papa le contó que en su oratorio tiene una imagen en la que está la Virgen de ese lugar y que a Ella le reza todos los días por China.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 22 de enero de 2016
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