(RV).- En sus tradicionales saludos después de la oración mariana, el Santo Padre Francisco hizo presente una vez más, el drama de los prófugos que huyen de las guerras, y pidió la cooperación de las naciones para acompañar a los países – entre ellos Grecia – que están brindando su generosa ayuda a estas personas. Asimismo expresó su esperanza por la noticia del cese de las hostilidades en Siria y pidió oración:
“Queridos hermanos y hermanas,
mi oración, y desde luego la de ustedes, tiene siempre presente el drama de los prófugos que huyen de las guerras y de otras situaciones inhumanas. En particular, Grecia y otros países que están primera línea les están dando una ayuda generosa, que requiere la cooperación de todas las naciones. Una respuesta coral puede ser eficaz y distribuir equitativamente los pesos. Por ello es necesario apuntar con decisión y sin reservas a las negociaciones. Al mismo tiempo, he recibido con esperanza la noticia acerca del cese de las hostilidades en Siria, y los invito a todos a rezar para que este resquicio pueda dar alivio a la población sufriente y abra el camino al diálogo y a la paz tan deseada”.
Por otra parte el Sucesor de Pedro manifestó su cercanía a las víctimas del ciclón que ha azotado las islas Fiyi: “También deseo asegurar mi cercanía al pueblo de las Islas Fiyi, duramente azotado por un ciclón devastador. Rezo por las víctimas y por quienes que están comprometidos con las operaciones de socorro”.
Por último, el saludo del Papa a los peregrinos de Roma, Italia y de diversos países, como a los fieles de Gdansk, a los indígenas de Biafra, a los estudiantes de Zaragoza, Huelva, Córdoba y Zafra, a los jóvenes de Formentera y a los fieles de Jaén. También a los grupos de polacos residentes en Italia, a los fieles de Cascia, Desenzano del Garda, Vicenza, de Castiglione d’Adda y Rocca di Neto, y a los numerosos jóvenes de la Tendopoli de San Gabriel de la Dolorosa; a los chicos de los Oratorios de Rho, Cornaredo y Pero, y a los de Buccinasco, a la Escuela delle Suore Dimesse di Maria Immacolata de Padua, y al grupo presente en la plaza de san Pedro con motivo del “Día de las Enfermedades Raras”, a cuyas asociaciones de ayuda mutua, el pontífice dirigió su especial oración y aliento.
“Les deseo a todos un buen domingo”, concluyó, “no se olviden, por favor, de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!”
(Traducción del italiano: Griselda Mutual, Radio Vaticano)
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