(ZENIT – 1 agosto 2019).- El jesuita Michael Czerny señala que, “como el Buen Samaritano” la Iglesia demuestra su compromiso “con la compasión y la justicia del Evangelio en la Amazonía” a través de la convocatoria del próximo Sínodo de la región panamazónica.
Michael Czerny, subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y secretario especial del Sínodo Amazónico, ha escrito un artículo titulado “La Iglesia en la Amazonía y el desarrollo humano integral. Compromiso profético con la dignidad de todos los seres humanos”, publicado en la edición de L’Osservatore Romano del 31 de julio de 2019 y traducido día por Vatican News el día 1 de agosto.
El compromiso del Sínodo
Según este artículo, el Sínodo de los Obispos “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral” permitirá “iniciar las acciones pastorales y ambientales en la Amazonía, y reafirmar el modo “de ser Iglesia” que tales acciones conllevan”.
Igualmente, indica que el mencionado compromiso de la Iglesia se concreta especialmente en el último capítulo del Instrumentum laboris (IL), documento de trabajo para el Sínodo, que “sintetiza los desafíos y las esperanzas de una Iglesia profética en la región amazónica”.
Ministerio pastoral y ecología integral
En este contexto de la Amazonía, tal y como resalta el Papa Francisco, en la Encíclica Laudato Si’ “todo está conectado”. “Lo social y lo natural, lo ambiental y lo pastoral no pueden y no deben separarse”, explica el escrito del Osservatore Romano, y añade que el reduccionismo intelectual, espiritual, empresarial y político, “han puesto en peligro la vida humana sobre la Tierra, casa común de la humanidad”.
De este modo, el Sínodo está comprometido a solucionar este problema, a colaborar en la “sanación” de la violaciones cometidas en este territorio, ya que como se incluye en el propio título de este encuentro, “nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, y en el título del último capítulo del IL, “El rol profético de la Iglesia y la promoción humana integral”: en la Iglesia el “ministerio pastoral no va separado de la promoción humana y de la ecología integral”.
Condiciones de la Amazonía
Tanto la encíclica Laudato Si´, como el IL ofrecen un exhaustivo análisis de las condiciones de la Amazonía, resumido en las siguientes palabras de Francisco: “La Amazonía es una tierra disputada en varios frentes: (…) el neoextractivismo y la fuerte presión de los grandes intereses económicos que apuntan su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales”.
En cuanto a las causas de la situación de la Amazonia, estas son diversas. Por un lado, el padre Czerny, refiere a “las responsabilidades locales y multinacionales que apoyan y fomentan la inversión extractiva pública o privada a costa de impactos devastadores sobre el medio ambiente amazónico y sus habitantes”, de manera que, efectivamente, las comunidades indígenas “ven amenazados sus territorios por intereses que los explotan, y a menudo se les niega el derecho a su propia tierra”.
Violación de derechos y convenios
Esto constituye una violación del derecho y los convenios internacionales, como la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007, a la que el Papa ha aludido en diversas ocasiones. Esta contiene derechos como la libre determinación de dichas comunidades (art.3) y la autonomía de las mismas en sus asuntos internos y locales (art.4).
Paralelamente, el art. 6 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre los Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes de 1989, según el texto, “reconoce su derecho a no verse alcanzados por medidas legislativas o administrativas que puedan afectarlos directamente sin que antes se los haya consultado (…)” para conceder su consentimiento libre.
Muertes en la comunidad indígena
El artículo continúa describiendo que la falta de reconocimiento de las demarcaciones y de la titularidad de las tierras amazónicas “ha dado lugar a un alarmante número de muertes a causa de nuevas enfermedades o de naturaleza violenta”. Y, citando el punto 145 IL denuncia que “hoy en día, cuestionar el poder en la defensa del territorio y de los derechos humanos es arriesgar la vida, abriendo un camino de cruz y martirio”.
El IL da cuenta también de los 1119 indígenas asesinados entre 2003 y 2017 solo en Brasil “por defender sus territorios”. Aunque existen diversas causas, en general, de todos modos, dichas muertes pueden identificarse “como consecuencia de causas ambientales, sociales, estructurales y de problemas derivados de la falta de demarcación de territorios y de la invasión de los mismos por parte de poderosos y violentos intereses externos”.
La postura de la Iglesia
En su rol pastoral, concreta el artículo, la Iglesia “trabaja a favor de las víctimas”, se opone a los abusos y está llamada a defender la justicia y a los pobres. Asimismo, observa “con conciencia crítica” como existen actitudes y realidades de los pueblos indígenas que no son evangélicas.
Desde finales del siglo XIX, con el Papa León XIII, el Concilio Vaticano II y la Doctrina Social de la Iglesia, los distintos Pontífices “ofrecen claras directrices al respecto”. Y, de acuerdo a lo puntualizado en el artículo del subsecretario del secretario especial del Sínodo: “En respuesta a un modelo dominante de sociedad que produce exclusión y desigualdad, y un modelo económico que mata a los más vulnerables y destruye la casa común, la misión de la Iglesia incluye un compromiso profético con la justicia, la paz, la dignidad de todos los seres humanos sin distinción, y con la integridad de la creación”.
El consabido texto señala que el “buen vivir” de los pueblos indígenas depende fundamentalmente “de la demarcación de los territorios indígenas y de su escrupuloso respeto”. Y, remitiendo a la Encíclica Deus caritas est de Benedicto, XVI recuerda que “la tarea fundamental de la política es asegurar un orden social justo, y la Iglesia no ‘puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia’”.
A pesar de las grandes dificultades, amenazas y promesas que están presentes en la Amazonía, el padre Michael Czerny emplaza a las palabras del Papa Francisco que abren el último capítulo del IL del Sínodo de la Amazonía: “Desde el corazón del evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda acción evangelizadora”.
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