“Nuestra conversión debe ser también cultural, hacernos al otro, aprender del otro”, se puede leer en la introducción del cuarto capítulo del documento final del Sínodo Especial Amazónico.
Celebrado en el Vaticano, del 6 al 27 de octubre de 2019, durante el Sínodo de los Obispos –en el que han participado 184 padres sinodales y un grupo de expertos, laicos, representantes de los pueblos indígenas, religiosos y auditores–, han trabajado para proponer Nuevos caminos para la Iglesia en la Amazonía y para una Ecología Integral.
La conversión cultural recoge propuestas desde la protección de los derechos de estas poblaciones y sus territorios, hasta la instauración en un programa de educación bilingüe. “Estar presentes, respetar y reconocer sus valores, vivir y practicar la inculturación y la interculturalidad en nuestro anuncio de la Buena Noticia”, anuncian los miembros de la asamblea sinodal.
Valores culturales
Sólo una Iglesia misionera inserta e inculturada “hará surgir las iglesias particulares autóctonas, con rostro y corazón amazónicos, enraizadas en las culturas y tradiciones propias de los pueblos, unidas en la misma fe en Cristo y diversas en su manera de vivirla, expresarla y celebrarla”.
En la gente de la Amazonía encontramos “enseñanzas para la vida”, se subraya en el punto 43. “Los pueblos originarios y los que llegaron posteriormente y forjaron su identidad en la convivencia, aportan valores culturales en los que descubrimos las semillas del Verbo”.
El pensamiento de los pueblos indígenas ofrece una visión integradora de la realidad, que es capaz de comprender las múltiples conexiones existentes entre todo lo creado. Esto contrasta con la corriente dominante del pensamiento occidental que tiende a fragmentar para entender la realidad, pero no logra volver a articular el conjunto de las relaciones entre los diversos campos de conocimiento.
La Iglesia, aliada de los pueblos
La codicia por la tierra está en la raíz de los conflictos que conducen al etnocidio, así como al asesinato y la criminalización de los movimientos sociales y de sus dirigentes. La demarcación y protección de la tierra es una obligación de los Estados nacionales y de sus respectivos gobiernos.
la Iglesia se compromete a ser aliada de los pueblos amazónicos para denunciar los atentados contra la vida de las comunidades indígenas, los proyectos que afectan al medio ambiente, la falta de demarcación de sus territorios, así como el modelo económico de desarrollo depredador y ecocida.
Es preciso defender los derechos a la libre determinación, la demarcación de territorios y la consulta previa, libre e informada, informan en el punto 47 del documento.
Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario
Un capítulo específico precisan los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario (PIAV) o Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI). En la Amazonía existen cerca de 130 pueblos o segmentos de pueblos, que no mantienen contactos sistemáticos o permanentes con la sociedad envolvente.
En el punto 50, afirman que esta responsabilidad debe manifestarse en “acciones específicas por la defensa de sus derechos, concretarse en acciones de incidencia para que los Estados asuman la defensa de sus derechos mediante la garantía legal e inviolable de los territorios que ocupan de forma tradicional”.
Iglesia inculturada
La inculturación es “la encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas”” y al mismo tiempo la introducción de estas culturas en la vida de la Iglesia”. En este proceso los pueblos son protagonistas y acompañados por sus agentes y pastores (p. 51).
Piedad popular
Los miembros del Sínodo aportan en el punto 52 del documento que la piedad popular “constituye un importante medio que vincula a muchos pueblos de la Amazonía con sus vivencias espirituales, sus raíces culturales y su integración comunitaria”. Son manifestaciones con las que el pueblo expresa su fe, a través de imágenes, símbolos, tradiciones, ritos y otros sacramentales.
Por ello, las peregrinaciones, procesiones y fiestas patronales “deben ser apreciadas”, y aseguran que las devociones marianas están muy arraigadas en la Amazonía y en toda América Latina. Además, es característica la no clericalización de las hermandades, cofradías y grupos vinculados a la piedad popular. Los laicos asumen un protagonismo que difícilmente alcanzan en otros ámbitos eclesiales (p. 53).
Teología inculturada
La evangelización de la Iglesia no es un proceso de destrucción, se lee en el punto 54, sino de consolidación y fortalecimiento de dichos valores; una contribución al crecimiento de los “gérmenes del verbo” presentes en las culturas.
Afirman así que la “teología india, la teología de rostro amazónico y la piedad popular” ya son riqueza del mundo indígena, de su cultura y espiritualidad. El misionero y agente de pastoral cuando lleva la palabra del Evangelio de Jesús “se identifica con la cultura y se produce el encuentro del que nace el testimonio, el servicio, el anuncio y aprendizaje de las lenguas”. El mundo indígena con sus mitos, narrativa, ritos, canciones, danza y expresiones espirituales “enriquece el encuentro intercultural”. (p. 54).
Salud, educación y comunicación
Desde el documento final, se busca promover una cultura comunicativa que favorezca el diálogo, la cultura del encuentro, y el cuidado de la “casa común”.
Motivados por una ecología integral, deseamos “potenciar los espacios de comunicación ya existentes en la región, para así promover de modo urgente una conversión ecológica integral”. Para ello, es preciso “colaborar con la formación de agentes de comunicación autóctonos, especialmente indígenas”, escriben los participantes en la Asamblea sinodal (p. 60).
Educación bilingüe
En el punto 62, se propone la creación de una “red escolar de educación bilingüe” para la Amazonía (similar a Fe y Alegría) que articule propuestas educativas que respondan a las necesidades de las comunidades, respetando, valorando e integrando en ellas la identidad cultural y la lingüística.
Además, buscarán nuevas formas de “educación convencional y no convencional”, como la educación a distancia, de acuerdo con las necesidades de los lugares, tiempos y personas (p. 64).
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