VATICANO, 30 May. 16 (ACI).-
En un nuevo encuentro de la fundación pontificia Scholas Occurrentes, el Papa Francisco expresó su opinión sobre el bullying que sufren en las escuelas niños de todo el mundo, habló sobre las guerras y la necesidad de dialogar para construir un mundo mejor.
Durante tres días, decenas de jóvenes y personalidades de varios países reflexionaron en el Vaticano sobre el tema “Entre la universidad y la escuela, un muro o un puente”. En la tarde del domingo, los participantes contaron con la presencia del Pontífice, quien respondió a una serie de preguntas formuladas por Youtubers famosos en distintos países del mundo.
Uno de los temas de los que habló Francisco fue su elección como Papa, pero sobre todo dedicó su intervención a destacar la necesidad de construir puentes y no muros para lograr un mundo en paz.
En ese sentido, aprovechó para abordar el problema del bullying, término con que se aborda actualmente el acoso escolar. El Papa señaló el valor del lenguaje de los gestos y animó a ello, porque “el lenguaje de los gestos es distinto. Sólo hablar no basta. Podemos caer en el ‘jarabe de pico’ y ese no funciona”.
“Lenguaje de los gestos, que a veces es una palmada, una sonrisa. Me gustó lo que dijiste vos: ‘Esta sonrisa no me la saca nadie’. Una sonrisa que da esperanza, mirar a los ojos, gestos de aprobación o de paciencia, de tolerancia, gestos. Dejar las agresiones, el bulismo, el bullying, el bulismo es otra cosa, el bulismo es una agresión que esconde una profunda crueldad y el mundo es cruel. El mundo es cruel. Y las guerras son un monumento de crueldad”, aseguró.
Para ilustrar esto, Francisco enseñó unas fotografías y explicó: “Una monja de un país africano que tiene guerras me mandó fotografías, las tengo acá. Y, ¿a dónde llega la crueldad de la guerra? Un niño degollado, un niño. Entonces, podemos entender el bullying. Si esto se da, ¿cómo no se va a dar el bullying? Es la misma crueldad contra un niño y un niño que se lo hace a otro, si vos sembrás crueldad”.
“Un niño masacrado en su cabeza. Y esto pasó el mes pasado. O sea, para construir un mundo nuevo, un mundo mejor hay que desterrar todo tipo de crueldad. Y la guerra es una crueldad. Pero este tipo de guerra más crueldad todavía porque se ensaña con un inocente”, afirmó.
Tender puentes
Ante esto, el Santo Padre habló de la importancia de tener un buen ambiente, “ese clima de puente, que nos une y que es un desafío para este mundo que corre siempre el riesgo de atomizarse”. “Y de separarse y, cuando los pueblos se separan, las familias se separan, los amigos se separan, solamente en la separación se puede sembrar enemistad o incluso odio”, continuó.
“En cambio, cuando se juntan se da la amistad social, la amistad fraternal y se da una cultura del encuentro que nos defiende de cualquier tipo de cultura de descarte. Gracias por eso y por lo que están haciendo con él”, expresó.
“Construir un mundo mejor creo que se puede resumir en esas cosas que hablamos juntos allí, ¿no es cierto? Es decir, que cada persona sea reconocida en su identidad, pero la identidad no se da si no hay pertenencia. Procurar dar pertenencia, y uno de ustedes me preguntaba: si un chico, una chica no tiene pertenencia ¿cómo puedo ayudarla?”.
“Por lo menos ofrécele pertenencia virtual, pero que se sienta… y ahí va a tener identidad. Pero una persona sin identidad no tiene futuro. Entonces urge, es urgente ofrecer pertenencias de cualquier tipo, pero que se sientan pertenecientes a un grupo, a una familia, a una organización, a algo, y eso le va a dar identidad. Identidad, pertenencia”.
El diálogo también es un puente
En su intervención, el Santo Padre remarcó que también “el diálogo es un puente”. “Se trata de juntamente ir poniendo las propuestas para avanzar juntos. En el diálogo todos ganan, nadie pierde. En la discusión hay uno que gana y otro que pierde o pierden los dos. El diálogo es mansedumbre, es capacidad de escucha, es ponerse en el lugar del otro, es tender puentes”.
“Y dentro del diálogo si yo opino distinto no discutir, sino a lo más persuadir con mansedumbre”, añadió.
El Papa pidió entonces dejar a un lado “el orgullo, la soberbia” “porque el orgullo y la soberbia terminan mal siempre”. “El orgulloso termina mal. O sea, yo te contestaría esa
pregunta: ¿Cómo construir un mundo mejor? Por ese camino. Nuestro mundo necesita de bajar el nivel de agresión. Necesita de ternura. Necesita de mansedumbre, necesita de escuchar, necesita de caminar juntos. Si no, esto y esto se está dando hoy, porque faltan todas esas actitudes que yo dije”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 2 de septiembre de 2015
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