Niños son el corazón del drama sirio, dice el obispo caldeo de Alepo

(RV).- A la hora del Ángelus de este domingo 29 de mayo, después de presidir la misa del Jubileo de los diáconos en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco recordó la celebración, el próximo miércoles 1° de junio de la Jornada Internacional del Niño:

“Las comunidades cristianas de Siria, católicas y ortodoxas, vivirán juntas una especial oración por la paz, que tendrá como protagonistas precisamente a los niños. En esta jornada especial, los niños sirios invitan a los niños de todo el mundo a unirse a ellos en la oración”.

Una iniciativa protagonizada por niños sirios, 2 millones y medio de los cuales corren el riesgo de malnutrición. Como los niños de campo de prófugos palestino de Khan Eshieh, cerca de Damasco, asediado en los últimos días, que a causa de bombardeos y de la presencia de francotiradores se encuentran aislados y privados de bienes esenciales.

Niños que son “el corazón de este drama sirio”, como afirma el obispo caldeo de Alepo y presidente de Caritas Siria, Mons. Antoine Audo, en una entrevista para Radio Vaticano. “Este gesto ecuménico –dice– todos juntos, en esta jornada del primero de junio, es muy significativo para nosotros, para la Iglesia universal”. “Es una cosa muy importante el futuro de la cristiandad y de todas la Iglesias”.

Refiriéndose a la invitación de los niños sirios a todos los niños del mundo a rezar con ellos por la paz, mons. Audo asegura:

“El niño es la persona más débil de la sociedad: todas las violencias recaen sobre los niños, no pueden defenderse en esta situación de violencia. En este sentido –denota– el corazón de Nuestro Señor ve en los niños el camino del Reino de Dios, el camino de la humildad, el camino que hace preguntas acerca del poder del mundo. El niño es una buena manera de hacer un llamado por la paz y por la reconciliación”.

“Los niños en Siria sufren mucho”. “Más de 2 millones y medio no van a la escuela” continúa el obispo caldeo a propósito de la situación de los niños en Siria. “Los veo por las calles de Alepo, mientras caminan sin zapatos, sin pan, sin posibilidad de tener una dignidad. Los usan –denuncia– para humillar, para hacer dinero”.

Mons. Audo recuerda que “cada uno de nosotros ha sido un niño, cada uno de nosotros lleva en su corazón la realidad de un niño, una realidad de profunda felicidad humana: se ve en los ojos, se ve en la historia”. En este sentido –explica– es un tema espiritual-antropológico-humano muy profundo y espero que el Santo Padre nos ayudará. El Papa es atento a las realidades humanas de los más débiles, de los más simples”.

(María Cecilia Mutual – RV)

 


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