(RV).- “La misión de evangelizar debe ser un estímulo constante para no acomodarse en la mediocridad, sino para continuar creciendo en la fe”, lo dijo el Card. Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, en la celebración Eucarística y envío misionero en la Catedral de la Sagrada Familia de Bucaramanga, en el departamento de Santander, Colombia.
En su homilía, al final del XII Congreso Nacional Misionero, el Cardenal Filoni reflexionó sobre la conciencia y la acción misionera de las Iglesias locales en los planes y procesos de evangelización. Comentando los textos bíblicos que la liturgia presenta en esta ocasión, el Prefecto dijo que los sumos sacerdotes “se consideraban representantes cualificados de la ley y, en consecuencia, se arrogaban el derecho de tutelar su integridad. Y, frente a las novedades inesperadas e incómodas de las enseñanzas de Cristo, se sienten con frecuencia gravemente ofendidos o irritados”. Esta rabia y abierta oposición a Cristo, afirma el Cardenal Filoni, crece al constatar que la gente lo reconoce como un verdadero profeta y como uno que enseña con autoridad. “La autoridad – precisa el Prefecto – no viene de la ciencia ni de la doctrina, sino del Espíritu Santo que gobierna nuestra historia y guía nuestros pasos. Porque Dios, agrega, es la fuente y el manantial de toda autoridad”.
Por ello, advierte el Cardenal Filoni, ustedes al ser enviados como Jesús para la misión, saben que se encontrarán muchas veces con la cerrazón mental en su contra, la ceguera y el prejuicio, por parte de aquellos que todavía no conocen ni reconocen a Cristo, Camino, Verdad y Vida, pero que presumen de juzgar incluso a Dios y querrían ser los instigadores de sus comportamientos. “A veces – subraya el Prefecto – se puede tener la impresión de que el anuncio de la fe no suscite entusiasmo, tanto más si, a causa de algunas formas de diálogo que marginan el Evangelio y la atención a las tradiciones religiosas y culturales, se olvida que la Iglesia, por su naturaleza, es misionera”.
Explicando la autoridad de Jesús, el Cardenal Filoni recordó que Jesús es más que Moisés, es más que Elías, es más que Eliseo, es más que cualquier otro profeta u hombre de Dios del Antiguo Testamento. “Basta una palabra suya para hacer callar a los espíritus inmundos, agregó el Prefecto, una palabra suya para liberar al hombre de cualquier enfermedad y para infundir en los corazones una esperanza nueva”. Es en estos gestos, puntualizó el Purpurado, donde “las multitudes ven toda esta potencia y autoridad, y lo atestiguan, lo proclaman, hacen un gozoso anuncio, un Evangelio. Es justo, entonces que al final de su jornada misionera de cada día se pregunten a sí mismos: ¿Qué ven en mí las multitudes? ¿Qué atestiguan sobre mí? ¿Hacen de mi obra evangelizadora y misionera un Evangelio de fe y de esperanza, una Buena Noticia?”.
Antes de concluir su homilía, el Cardenal Filoni recordó que “para los que somos discípulos y misioneros, el límite de nuestro pecado, nuestra imperfección, no debe ser una excusa; al contrario, la misión de evangelizar debe ser un estímulo constante para no acomodarse en la mediocridad, sino para continuar creciendo en la fe”. Por todo ello, invocó el Prefecto, “que el Señor, por intercesión de Santa Laura Montoya, nos conceda el don de vivir una fe auténticamente evangélica y la alegría de anunciar, con gran autoridad espiritual, su Palabra entre los hombres”.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)
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