CEC
Bogotá (Agencia Fides) - “La economía al servicio de la dignidad humana y el bien común” es el tema de reflexión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) que comenzó ayer, 1 de julio. Durante la reunión, los 85 obispos profundizarán en las tendencias actuales de la realidad socioeconómica colombiana a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia para proponer líneas de acción pastoral que promuevan el desarrollo integral y solidario.
Como parte del centenario de la coronación de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, los obispos concluirán la asamblea peregrinando el sábado 6 de julio a la Basílica de la ciudad mariana, donde celebrarán la Eucaristía por la paz y la reconciliación en el país.
El presidente de la CEC, monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio, al inaugurar la conferencia, recordó que “la dignidad de la persona, creada a imagen de Dios, es un misterio. Pero también es una conquista que es la base de la construcción de toda sociedad que coloca a las personas en el centro de las transformaciones sociales”. Afirmó que los problemas sociales y económicos deberían abordarse, en la reflexión y en el anuncio de la Iglesia, para despertar la conciencia de sus líderes, para recuperar el sentido de humanidad y justicia.
“Los derechos humanos no son meras concesiones sociales sino los elementos básicos de la dignidad humana y el poder político y la sociedad están llamados a protegerlos”. Refiriéndose a la cuestión del bien común, señaló la necesidad de una ética responsable en la gestión de la economía, “que debe pasar por la responsabilidad en el consumo, el cuidado de la casa común y la protección de los más vulnerables”. Otro aspecto social importante es la posesión de la tierra, concentrada en manos de unos pocos. Por ello, monseñor Ortega advirtió de que las medidas que acompañan a la reforma agraria no pueden reducirse solo a la distribución de la tierra, sino que deben contribuir al desarrollo integral de los pueblos.
“El desarrollo humano y el bienestar social, - destacó-, necesitan amor a la verdad en una sociedad que atraviesa tiempos difíciles: la crisis financiera, sus consecuencias sociales, psicológicas, políticas y antropológicas, la globalización con la reducción del nivel de la protección social, el eclecticismo cultural, la ambigüedad de la ciencia con consecuencias cuestionables en el dominio de la vida y la falta de reflexión sobre el propósito de la economía”.
El presidente de la CEC recordó que, ante esta realidad compleja, los obispos durante la Asamblea deberán escuchar, discernir y delinear líneas de acción para la misión evangelizadora de la Iglesia que acompaña la vida de las comunidades. “Sabemos que no hay fórmulas mágicas porque la historia se construye paso a paso, con el tiempo y no en el espacio, pero podemos ayudar a poner la economía al servicio de toda nuestra gente y no solo de unos pocos, para luchar contra la exclusión, la corrupción y la desigualdad, donde el dinero domina a expensas de las personas”.
(SL) (Agencia Fides 2/7/2019)
Compartir:
Publicar un comentario