Kabul (Agencia Fides) - “La prioridad es reducir la violencia contra los civiles para obtener después el fin de la guerra con el diálogo político”. El sacerdote barnabita Giovanni Scalese, responsable de la Missio sui iuris en Kabul, espera que la guerra afgana pueda resolverse mediante negociaciones. “La población civil pide y necesita el alto el fuego", dice el padre Scalese, "rezamos para que suceda lo antes posible".
La inesperada visita de ayer del presidente estadounidense Donald Trump a las tropas estadounidenses en la base afgana de Bagram podría ayudar en la recuperación. "El diálogo con los talibanes está a punto de comenzar de nuevo", declaró Trump ante los soldados. "Reduciremos las tropas, los talibanes parecen listos para el alto el fuego". Esta es la petición lanzada por los talibanes hace unas semanas al asesor de seguridad nacional del presidente Ashraf Ghani, Amdullah Mohib, como condición para la negociación. “Hablar con quienes son diferentes a nosotros, con quienes tienen posiciones opuestas, es lo más difícil, pero es indispensable para resolver conflictos", señala el padre Scalese. Hasta ahora, los talibanes han rechazado cualquier hipótesis de conversaciones directas con el gobierno de Kabul, que consideran ilegítimo, prefiriendo negociar con Zalmay Khalilzad, el enviado de Trump para Afganistán. Durante casi un año, Khalilzad se reunió con la delegación de "estudiantes coránicos" en Doha, Qatar, llegando casi a alcanzar la firma de un acuerdo. El acuerdo preveía la retirada gradual de las tropas extranjeras, la garantía de los talibanes que habrían disuelto todos los lazos con los grupos yihadistas mundiales, por último un alto el fuego y la voluntad de sentarse en la mesa de negociaciones con el gobierno de Kabul. Sin embargo, durante la confrontación, los dos últimos puntos fueron descalificados como "secundarios", y el presidente Ghani se quejó de la exclusión de las negociaciones, que Trump interrumpió repentinamente el 7 de septiembre.
La visita del presidente de los Estados Unidos a Afganistán se ha producido unos días después de un importante intercambio de prisioneros: el 19 de noviembre, tres miembros autorizados de los talibanes fueron liberados a cambio de la liberación de dos profesores (uno estadounidense y uno australiano) capturados por la red Haqqani en Kabul Agosto de 2016. Pero también se produce en medio de una política post-electoral grave: a dos meses de distancia de las elecciones presidenciales del 28 de septiembre, los candidatos favoritos, Ashraf Ghani y el primer ministro Abdullah Abdullah, se acusan mutuamente de fraude. Algunos miles de partidarios de Abdullah se manifestaron hoy en Kabul, criticando el nuevo conteo iniciado por la Comisión Electoral y pidiendo excluir, por supuestas irregularidades, alrededor de 300,000 de los dos millones de votos registrados. Ghani, por otro lado, está capitalizando políticamente la reunión bilateral que tuvo ayer con Trump. Tanto Trump como Ghani se dirigen a los talibanes: "Si quereis honestamente la paz, aceptad el alto el fuego”. (GB) (Agencia Fides 29/11/2019)
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