(ZENIT – 2 enero 2020)-. La realidad de Venezuela requiere “caminar hacia el futuro asumiendo el presente con las adversidades de cada momento, ese es la propuesta de vida. No es sólo mirar hacia el futuro, sino caminar hacia él, comprometerse en él”, indica Mons. Azuaje.
Con motivo del fin del año 2019, el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y arzobispo de Maracaibo, Mons. José Luis Azuaje Ayala, envió un mensaje a este país sudamericano que se encuentra sumido en una profunda crisis.
El prelado recordó que en Navidad es necesario agradecer la “realidad salvífica” de “la venida del Emmanuel, el Dios con nosotros”, pues se trata de una “realidad de vida que nos impulsa a gastar nuestra existencia mostrando el rostro misericordioso de Dios en medio de las realidades humanas, que tantas veces se tiñen de injusticias y sufrimientos”.
Los tiempos de Jesús
Igualmente, el presidente del episcopado venezolano remitió a que en la época en la que Jesús nació “existían todos los males que hoy encontramos en nuestro país”.
En tiempos de Jesús, “también el pueblo era empobrecido por sus gobernantes para ejercer sobre él un control social; usaban las armas de los soldados para someter a la población. Quienes vivían fuera de los muros de las ciudades, comían las migajas que dejaban los transeúntes, era el inframundo, como pasa en el interior de nuestro país, sin gasolina, sin servicios públicos, sin medicamentos y sin acceso a alimentos debido a los altos costos”, describió.
Reino de justicia, paz y amor
Al mismo tiempo, Mons. Azuaje apuntó que “Jesús conoce nuestra realidad y sabe que es finita, que ella pasará” y que Él “no se quedó pasivo”, sino que “salió a organizarse en pequeños grupos de creyentes que mantenían muy bien la memoria histórica de los sucesos de su pueblo, los formó y los preparó para convertirse en propulsores de algo nuevo: la construcción de un reino de justicia, paz y amor”.
Y subrayó que “desde ese momento cambió la perspectiva de ‘ser pueblo’, ya no subyugado por la tiranía, sino consciente de ser ‘sujeto’, con una responsabilidad histórica: vencer la maldad desde la verdad y la libertad que vienen de Dios”.
Siempre hay un mañana
Por otra parte, consciente de los sufrimientos vividos por el país, “el pueblo con dignidad sabe que siempre hay un mañana que fortalece el espíritu de lucha en la búsqueda del bien común, la verdad y la libertad. No hay vuelta atrás”, señala el obispo de Maracaibo.
Y, refiriéndose a las palabras del Señor, Dios de la vida, “he venido para que todos tengan vida, y vida en abundancia (Jn 10,10)”, remarcó que “esta vida no cae del cielo, sino que se construye desde los valores que fortalecen el ímpetu de lucha en la sociedad: la honestidad, la verdad, la paz, la justicia y la solidaridad”.
“Ser sujetos” de esta historia
Por último, Mons. Azuaje pidió recibir el nuevo año “desde nuestros propios contextos de vida, aquellos que se encuentren solos porque su familia ha emigrado vayan al pesebre, y abracen a la familia de Belén que también fue migrante; abracen a sus seres queridos con el compromiso de ‘ser sujetos’ de esta historia para hacer de ella, una historia viva del pueblo y no dejar que otros hagan de ella una ficción”.
“No olvidemos a los más pobres y descartados, que sepamos leer en sus sufrimientos el reclamo de Dios: ‘¿Dónde está tu hermano?’»(Gn. 4,9), concluyó,
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