Luanda (Agencia Fides) - “Debido a la pandemia, hemos pospuesto los bautizos y las primeras comuniones que normalmente celebramos en Pascua. Ahora, debido a la propagación del coronavirus en el país, nadie sabe cuándo podrán celebrar el bautismo o acercarse a la mesa del Señor nuestros catecúmenos: en este momento invitamos a los fieles a rezar en casa y hacer de este período una oportunidad para meditar e interiorizar la palabra de Dios". Lo dice a la Agencia Fides el padre Angelo Besenzoni, misionero de la Sociedad para las Misiones Africanas (SMA), subrayando el hecho de que hoy, a pesar de la distancia que impone esta pandemia, la Iglesia sigue estando idealmente "abierta y cercana a los fieles": "No todos los fieles tienen televisión - observa el padre Angelo -, y muy pocos tienen electricidad, pero todos tienen radio, y esto les permite estar en comunión con la familia de creyentes que rezan, comparten y acogen la bendición de nuestro Señor en este difícil momento de distancia y privación”.
En Angola, los efectos de la cuarentena impuesta por el gobierno se hacen sentir y agravan la situación económica de muchas familias: "Aquí no hay red de agua potable - continúa el padre Angelo -, y o se tiene una cisterna o se compra agua en el comercio minorista. Las mujeres, que con sus pequeñas empresas apoyan la economía familiar, ahora no pueden salir y no pueden obtener productos para vender. Los agricultores que tienen campos fuera de casa no pueden ir para cultivarlos, lo que genera la pérdida de cultivos. Los niños y los jóvenes no están acostumbrados a estudiar en casa y, en muchos casos, no tienen las condiciones ni las herramientas para hacerlo".
En este momento de sufrimiento, la Iglesia se estrecha alrededor de sus hijos: “Desde el comienzo de la cuarentena - dice el sacerdote -, he podido aprovechar las salidas permitidas para visitar a ancianos y familias en dificultades, para brindarles un saludo y consuelo, para distribuir productos que les ayuden en sus necesidades básicas y ofrecer consuelo en las situaciones más difíciles".
El padre Besenzoni llegó por primera vez a Angola en 2008 y, después de haber contribuido a la fundación de la parroquia de "Santa Isabel" en las afueras de Luanda, actualmente trabaja en la nueva casa de formación de la SMA, en la localidad de Musseque Kikoka, alrededor de 40 kilómetros de distancia de la capital. “Aquí - dice el religioso -, además de un centro de animación misionera, los jóvenes que ya han comenzado un camino vocacional y se están preparando para la vida comunitaria, académica y espiritual del seminario, viven un año de preparación para el seminario. Actualmente hay siete".
Además, hace dos años, nació un centro pastoral y el 28 de diciembre de 2019 se inauguró una nueva parroquia dedicada a la "Sagrada Familia": "Gracias a las donaciones y la participación de la comunidad local, que colaboró con sus ofrendas y su trabajo - explica el misionero -, fue posible comprar tierras y construir edificios para albergar a los creyentes. Para los habitantes de la zona fue una gran alegría tener un punto de referencia y reunión que ha puesto en marcha el interés, el compromiso, la participación en el deseo de vivir la fe, de celebrarla, de dar testimonio con la vida y comunicarla a los demás".
El p. Besenzoni explica que el nombre de la parroquia, "Sagrada Familia" nace de la devoción que el fundador de la SMA, Mons. De Brésillac, nutría por la familia de Nazaret, especialmente considerando la huida a Egipto, el primer viaje misionero de Jesús a África. "Queremos que este nombre también nos ayude a crecer como familia –concluye el misionero -, amando y sirviendo a Dios en las pequeñas cosas de cada día y viviendo un verdadero espíritu de hermandad entre nosotros, sobre todo y especialmente en tiempos de pandemia".
(ES) (Agencia Fides 27/4/2020)
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