(zenit – 27 abril 2020).- “Oremos hoy por los artistas, que tienen esta gran capacidad de creatividad y por la vía de la belleza nos muestran el camino a seguir. Que el Señor nos dé a todos la gracia de la creatividad en este momento”, pidió el Santo Padre.

Trabajar por el alimento eterno

Y Jesús, relata, “les hace volver al primer sentimiento, a lo que tenían antes de la multiplicación de los panes, cuando escucharon la palabra de Dios: ‘En verdad, en verdad les digo que no me buscan porque han visto signos – como al principio, los signos de la palabra, que les emocionaron, los signos de la curación – no porque hayan visto signos sino porque han comido de esos panes y los he saciado’”.
Cristo continúa señalándoles cómo actuar: “No trabajen por la comida que no dura, sino por la comida que queda para la vida eterna y que el Hijo del Hombre te dará. Porque sobre Él, el Padre, Dios, ha puesto su sello”.
Volver al primer encuentro

Esto también nos sucede cuando nos alejamos del camino del Evangelio y perdemos la memoria del primer entusiasmo por la palabra del Señor: Dios “siempre nos hace volver al primer encuentro, al primer momento en que nos miró, nos habló e hizo nacer en nosotros el deseo de seguirle. Esta es una gracia para pedirle al Señor, porque en la vida siempre tendremos esta tentación de alejarnos porque vemos otra cosa: ‘Pero eso irá bien, pero esa idea es buena…’”, advierte el Pontífice.
Cada uno tiene su “Galilea”

Galilea, explica “fue el lugar del primer encuentro. Allí habían conocido a Jesús. Cada uno de nosotros tiene su propia ‘Galilea’ dentro, nuestro propio momento cuando Jesús se acercó a nosotros y dijo: ‘Sígueme’”.
Lo que sucede es que “nos vamos y buscamos otros valores, otra hermenéutica, otras cosas, y perdemos la frescura de la primera llamada”.
“El autor de la carta a los Hebreos también nos recuerda esto: ‘Recuerda los primeros días’. La memoria, la memoria del primer encuentro, la memoria de ‘mi Galilea’, cuando el Señor me miró con amor y me dijo: ‘Sígueme’, insiste y concluye el Santo Padre.
A continuación, sigue la transcripción de la homilía completa del Santo Padre ofrecida por Vatican News.
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Homilía del Papa

Jesús se marchó y se fue a rezar. Se puede ver a esa gente, se quedaron allí, y al día siguiente buscaban a Jesús, «porque debe estar aquí» dijeron, porque habían visto que no había subido al barco con los demás. Y había un barco allí, se quedó allí… Pero no sabían que Jesús había alcanzado a los otros caminando sobre las aguas. Así que decidieron ir al otro lado del Mar de Tiberíades para buscar a Jesús y cuando lo vieron, la primera palabra que le dijeron fue: «Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?», como diciendo: «No entendemos, esto parece una cosa extraña».
Y Jesús les hace volver al primer sentimiento, a lo que tenían antes de la multiplicación de los panes, cuando escucharon la palabra de Dios: «En verdad, en verdad les digo que no me buscan porque han visto signos – como al principio, los signos de la palabra, que les emocionaron, los signos de la curación – no porque hayan visto signos sino porque han comido de esos panes y los he saciado. Jesús revela su intención y dice: «Pero es así, has cambiado de actitud. Y ellos, en vez de justificarse: «No, Señor, no…», fueron humildes. Jesús continúa: «No trabajen por la comida que no dura, sino por la comida que queda para la vida eterna y que el Hijo del Hombre te dará. Porque sobre Él, el Padre, Dios, ha puesto su sello». Y ellos, buena gente, dijeron: «¿Qué debemos hacer para hacer las obras de Dios?». «Que creas en el Hijo de Dios». Este es un caso en el que Jesús corrige la actitud de la gente, de la multitud, porque a mitad del camino se había desviado un poco del primer momento, del primer consuelo espiritual y había tomado un camino que no era el correcto, un camino más mundano que evangélico.

Siempre me ha llamado la atención que entre las cosas que Jesús dijo la mañana de la Resurrección: «Ve a mis discípulos y diles que vayan a Galilea, allí me encontrarán», Galilea fue el lugar del primer encuentro. Allí habían conocido a Jesús. Cada uno de nosotros tiene su propia «Galilea» dentro, nuestro propio momento cuando Jesús se acercó a nosotros y dijo: «Sígueme». En la vida esto le pasa a esta gente – bueno, porque entonces les dice: «¿Pero qué debemos hacer?», ellos obedecieron inmediatamente – sucede que nos vamos y buscamos otros valores, otra hermenéutica, otras cosas, y perdemos la frescura de la primera llamada. El autor de la carta a los Hebreos también nos recuerda esto: «Recuerda los primeros días». La memoria, la memoria del primer encuentro, la memoria de «mi Galilea», cuando el Señor me miró con amor y me dijo: «Sígueme».
Comunión espiritual, adoración y bendición Eucarística

“Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén”.
Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se entonó la antífona mariana que se canta en el tiempo pascual, el Regina Coeli.

Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.
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