(zenit – 11 mayo 2020).- Según informa Vatican News, en la introducción de la Misa matutina celebrada y transmitida en vivo en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco dirigió su oración a las enfermeras.

Después, en la homilía, meditó sobre el Evangelio hodierno (Jn 14,27-31) en el que Jesús dice a sus discípulos: “Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo”.
La paz del mundo

Así, indicó que se trata de paces distintas: “El mundo te da paz interior”, la paz de tu vida, este vivir con el corazón en paz, “como una posesión tuya, como algo que es tuyo y te aísla de los demás” y “es una adquisición tuya: tengo paz. Y tú, sin darte cuenta, te encierras en esa paz, es una paz un poco para ti”, que hace estar tranquilo y feliz, pero “te adormece un poco, te anestesia y te hace quedarte contigo mismo”. En definitiva, es “un poco egoísta”.

La paz de Dios
“En cambio, la paz que Jesús da es otra cosa. Es una paz que te pone en movimiento, no te aísla, te pone en movimiento, te hace ir hacia los demás, crea comunidad, crea comunicación. La paz del mundo es cara, la paz de Jesús es gratis, es gratuita: la paz del Señor es un don del Señor. Es fecunda, siempre te hace avanzar”, prosiguió el Pontífice.

“Necio, dice Dios, esta noche morirás”, relató el Obispo de Roma. Esta es “una paz inmanente que no abre la puerta al más allá. En cambio, la paz del Señor está “abierta al Cielo, está abierta al Paraíso”, es “una paz fecunda que se abre y porta a otros contigo al Paraíso”.
Examinar cuál es nuestra paz

Esta, puntualizó, “no es la paz del Señor. Esta es una de las pruebas. ¿Estoy tranquilo en mi paz, me adormezco? No es del Señor. ¿Estoy en paz y quiero comunicarla a los demás y llevar algo adelante? Esa es la paz del Señor. Incluso en tiempos malos y difíciles, ¿esa paz permanece en mí? Es del Señor. Y la paz del Señor es fecunda también para mí porque está llena de esperanza, es decir, mira al Cielo”.
Paz definitiva del Cielo

“La otra, sí: te anestesias con las cosas del mundo y cuando la dosis de esta anestesia termina tomas otra y otra y otra y otra… Esta es una paz definitiva, fecunda, también contagiosa. No es narcisista, porque siempre mira al Señor. La otra te mira a ti, es un poco narcisista”, agregó.

Adoración y bendición eucaristíaca
De acuerdo al citado medio vaticano, el Papa Francisco terminó la celebración con la adoración y la bendición eucarística. Antes de salir de la capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antífona mariana del tiempo de Pascua, «Regina caeli»:

Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.
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