“Es importante escuchar las necesidades de las mujeres”: Entrevista  a Alison González

Por Ana Paula Morales

(ZENIT Noticias / México, 4.10.2021) El domingo 3 de octubre de 2021 se realizó la marcha “Por la mujer y por la vida” con convocatoria en todo México como respuesta a la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a raíz de la despenalización del asesinato de bebés en el vientre de sus madres.

Pocos días antes de la marcha se realizó una entrevista a Alison González, vocera y organizadora de la marcha. A continuación se comparte la entrevista íntegra:

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  1. En la convocación a la marcha, ¿Cuántas personas se estiman que asistan a la marcha “por la mujer y por la vida” este 3 de octubre?

Actualmente, tenemos confirmadas 70 marchas a la par de la principal que será en la Ciudad de México, en 70 ciudades de toda la República Mexicana. Esperamos que sea un esfuerzo histórico sin precedente alguno en cuanto a la defensa de la vida y de la mujer. Sabemos que van a ser cientos de miles de personas que van a salir a las calles y, primero Dios, esperamos llegar al millón.

  1. De acuerdo a la información que se ha visto en los medios de comunicación y redes sociales, la marcha es apartidista y arreligiosa, debido a que todos buscan un fin común: “La mujer y la vida”. Por lo tanto, ¿cuáles son los derechos y obligaciones comunes a los que han llegado tanto las organizaciones de la sociedad civil, la Iglesia, los académicos, entre otros?

El primer esfuerzo que se quiere hacer como fruto de la gran marcha multitudinaria que tendremos el domingo 3 de octubre será presentar un acuerdo nacional, donde los distintos agentes de la sociedad tomen como primordial el asunto de la mujer y de la vida, entre ellos: políticos, académicos, médicos, iglesias, empresarios; para que empiecen a generar acciones que miren ya a la mujer como la máxima prioridad de la nación.

Los derechos mínimos requeridos que necesitamos accionar ya son:

  • Es todo el tema de salud para la mujer, no solamente en el embarazo, sino en todas sus etapas, pero en el embarazo especialmente asegurarnos de que vivan un proceso digno en el embarazo, donde tanto ella y su bebé estén a salvo y bien.
  • El tema de educación, es decir, que puedan terminar los niveles de escolaridad necesarios para que puedan acceder a trabajos dignos y bien remunerados.
  • El tema de violencia. Urge bajar la cifra de violencia que se tiene en México en contra de la mujer; que las mujeres puedan salir y regresar sanas y salvas a sus casas.
  • Políticas que le permitan a la mujer desarrollarse profesionalmente, pero que también le permitan ejercer su maternidad. Nos parece insultante que la mujer tenga que decidir entre dos grandes bienes: la maternidad o el desarrollo de su profesión, cuando se pueden ambas y se pueden ejecutar de manera perfecta, si es que la sociedad civil, empresarios y políticos empezáramos a trabajar en pro de la mujer.
  1. Por su parte, Irma Barretos ha expresado que a partir del 3 de octubre con la marcha se inicia un diálogo del que “emanarán propuestas para implementar políticas públicas concretas de apoyo a la mujer y la vida, tales como protección a la mujer embarazada, seguros, atención médica, etc.”[1]. Mi pregunta es: ¿De parte de la Iglesia cuáles son las propuestas para esta implementación pública?, y si ya las hay, ¿cuáles son las que ya están para que se den más a conocer? A fin de que las mujeres no se sientan desamparadas y sepan a dónde acudir.

La marcha va a ser un mosaico social en donde vamos a estar representados todos, es decir, de todas las edades, las condiciones sociales de los distintos estratos, porque se busca apoyar a la mujer en sus distintas etapas y en sus distintos retos que está enfrentando. Por supuesto, a la par, no poner en disyuntiva el derecho a la vida de su hijo en camino y que ambos puedan tener las mismas oportunidades de vida digna.

Respondiendo eso, la Iglesia Católica y las Iglesias Cristianas juegan un papel fundamental en el rol de marcha, porque necesitamos el respaldo. Ahora, el respaldo no es solamente responsabilidad de ellos, sino es responsabilidad de todos los agentes sociales, como se mencionó anteriormente; que los académicos, den a conocer su opinión, que los empresarios empiecen a hacer políticas en favor de la mujer. Y por supuesto, que las Iglesias no se queden calladas en cuanto a este tipo de temas y de injusticias que enfrentamos como sociedad.

Entonces, esta marcha es genuinamente de la sociedad civil, que las representan más de 1,000 organizaciones de todo el país, pero el respaldo es importantísimo de parte de la Iglesia, sobre todo porque sabemos que tiene una capacidad impresionante de convocatoria, de llamado a la acción. Por lo tanto, no solamente estamos invitando a la Iglesia a que se sume, sino que celebramos la valentía con la cual, la Iglesia está tomando parte en este movimiento, en esta marcha que forma parte de los laicos, de la sociedad civil.

  1. Para poder profundizar sobre el por qué se ha tenido la necesidad de realizar la marcha, se encuentra la mentalidad del “empoderamiento femenino”. Por lo tanto, ¿Cuáles son los motivos que usted considera que llevaron a las mujeres a vivir el “empoderamiento femenino” con los siguientes puntos en común: Ateísmo, estar a favor del aborto, libertad sexual de tipo promiscuidad, materialismo, éxito profesional sin ver al hombre/esposo como una ayuda mutua, entre otros?

Parte del gran problema que vivimos como sociedad es que al momento de querer resolver las injusticias que vivía la mujer, fue emparejarla o ponerla a nivel del hombre, no en dignidad, sino en trabajo, en quehaceres y en responsabilidades. Pero cada uno es distinto en sí  mismo, cada uno tiene necesidades distintas y cada uno puede aportar cosas diferentes. Creo que en ese sentido se perjudica, la mujer sale perdiendo, más que ganando porque no se le considera, por ejemplo, en su maternidad. Y cuando ya se habla de igualdad, cuando todas las políticas que buscan emparejarla con el hombre en quehaceres es cuando empezamos a ver las verdaderas injusticias que vive la mujer en torno a este empoderamiento femenino.

Definitivamente no se ha resuelto para nada la situación. Creo que va en buen camino, en el sentido en que sí se ha hecho mucho, pero necesitamos ser mucho más certeros en lo que pedimos y en lo que exigimos. Por eso la marcha a favor “De la mujer y de la vida” busca visibilizar las verdaderas necesidades de las mujeres, como a las mujeres que son amas de casa, a las mujeres que son madres de familia y son solteras, las que tienen que trabajar en lugares poco seguros, a las que no pueden acceder a oportunidades laborales por falta de estudios, etc. Son necesidades que realmente no están siendo atendidas, sino por el contrario, el feminismo radical propone el aborto como una de las necesidades más urgentes de las mujeres. Cuando en realidad, si hacemos una encuesta – por ejemplo, hace poco se encuestó de manera seria, con muestras verdaderamente representativas de la población mexicana – vemos que las mujeres no necesitan un aborto, no quieren un aborto cuando tú les pregunta si consideran que existe el derecho a la vida, 9 de 10 personas, es decir, el 90% dice que existe el derecho a la vida. Y cuando tú les preguntas: ¿Cómo te sientes? O, ¿cómo piensas en torno al aborto?, 2 de 3 personas están en contra del aborto.

Entonces, creo que es importante empezar a escuchar las necesidades de las mujeres, empezar a voltear a verlas y ver qué es lo que enfrentan día a día, porque querer resolver las grandes injusticias de la mujer con el aborto, es como tapar el sol con un dedo.

  1. De los motivos que usted ha mencionado, ¿Qué medidas de solución se pueden proponer a las personas para mejorar la calidad de vida de las mujeres desde el ámbito familiar y social?

Pienso que el primer y gran logro va a ser la movilización en sí misma. La marcha principal en Ciudad de México, junto con las más de 70 marchas ya confirmadas alrededor del país forman un precedente histórico del despertar de sociedad civil a favor de la mujer y de la vida. Ese es el primer gran logro.

Lo segundo es poner en mesas de diálogo con los distintos agentes un acuerdo nacional en donde se accionen ya todo tipo de decisiones para apoyar a la mujer en las distintas etapas de vida en las que se encuentre, especialmente en la situación de embarazo y, sobretodo, los embarazos en vulnerable o en crisis.

Dependiendo de las problemáticas que se vayan enlistando y el campo de acción de cada agente, es como se irán vislumbrando las soluciones. Pero, sin duda, el precedente será que hoy las ciudadanías, sociedad civil, las personas de a pie y familias, estudiantes, gente que trabaja va a hablar por sí misma ante aquellas situaciones que parecen no ser tan importantes porque parece ser que no se ha tomado en serio a la mujer y la defensa de la vida de su hijo en el vientre. Este es un gran despertar y estamos seguros de que será un gran punto de inicio para empezar a responder a las necesidades de las mujeres de manera integral con proyectos a corto, mediano y largo plazo; que la acompañen y no le propongan soluciones o salidas baratas, que incluso la perjudiquen más a ella y que de paso termina con una vida, como es la propuesta del aborto que tanto se ha presionado en los últimos meses en distintos estados de la República y que definitivamente no solucionan nada.

  1. En la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en el art. 3 menciona que todas las medidas que deriven de esa Ley serán garantizadas con la prevención, atención, sanción y erradicación de todo tipo de violencia contra las mujeres, y como aspecto general en el art. 4 se habla de: La igualdad jurídica entre hombres y mujeres, el respeto a la dignidad de las mujeres, la no discriminación y su libertad. Ahora bien, mi pregunta es: ¿Qué se podría proponer en la catequesis de la Iglesia para formar mejor en los valores a los niños y niñas, junto a la formación de sus padres para que en las nuevas generaciones se puedan hacer valer los derechos de la mujer? Esto lo menciono porque aún hoy tenemos familias mexicanas que forman a sus hijos en el machismo, las faltas de respeto, pero sobretodo se denigra mucho a la mujer viéndola como un objeto sexual.

La gran apuesta debe ser “La cultura de vida”, generar cultura de vida y eso es lo que hace la marcha; salir a las calles de manera pacífica con un mensaje poderoso en favor de la mujer y de la vida. Eso educa y enseña a tantos niños y a tantos adolescentes que estén ahí acompañándonos porque es la propuesta del cómo sí se puede salir adelante, del cómo sí se le puede dar la mano a la mujer sin recurrir a medidas tan agravantes como es el aborto, que no soluciona nada y que termina con la vida del niño por nacer. En ese sentido, la apuesta que yo veo es a la educación y a la cultura.

Como bien dices, tenemos un país con todavía pensamientos machistas. Creo que está en nosotros en cómo vemos al hombre y cómo vemos a la mujer y cómo vamos educando a nuestros hijos, pero yo veo que es una apuesta a largo plazo. El mundo hoy es efímero y quiere respuestas rápidas. Pues nuestra respuesta sí va a ser para “ya” mañana, pero también va a ser para pasado mañana y para dentro de cinco y diez años porque es la cultura. Generemos una cultura de vida en donde legal o ilegal, el aborto es impensable.

  1. Muchas de las mujeres que apoyan el aborto y su “libertad sexual”, se escudan en el hecho de: “si una mujer fue violada y concibió, tiene el derecho de abortar, porque no fue una relación consensuada”. Ahora bien, ¿qué instituciones de la Iglesia dan apoyo a este tipo de mujeres que han sufrido violación y conciben? Sería bueno que se mencionen públicamente algunas opciones para que las mujeres sepan que no están solas y hay lugares donde se les apoyará; especialmente desde la cuestión psicológica y de manutención o capacitación al trabajo.

En este sentido, yo ampliaría un poquito más el concepto de Iglesia a sociedad civil, porque realmente hay muchas asociaciones civiles registradas y que operan hace muchos años en pro de la mujer. La idea es prevenir el aborto y buscar darle a la mujer todas las opciones para que ella sepa que puede salir adelante. Sin embargo, también hay situaciones en donde la mujer se decidió por el aborto y, sin duda alguna, el apoyo tiene continuar a la mujer, porque no estamos en contra de la mujer y a favor de la vida, para nada, queremos ambos bienes. No tenemos por qué elegir entre uno y otro.

Hay muchas asociaciones e instituciones que trabajan en favor de la mujer, antes, durante y después de un embarazo, culmine en aborto o no. A la mujer se le tiene que dar todo el seguimiento y el acompañamiento pertinente para buscar el bienestar de ella. Entre ellas se me ocurre: IRMA, que es una asociación que busca acompañar a las mujeres que han vivido un aborto, ya sea un aborto provocado  o un aborto espontáneo. Buscan apoyar no sólo a la mujer, sino también al hombre que pasó por un aborto y que vive el duelo de la pérdida de su hijo.

Definitivamente creo que este es sólo el inicio de todo lo que se está construyendo para darle contención y apoyo a las mujeres que pasan por un momento tan complicado, como puede ser un aborto.

  1. Dentro de la defensa de la vida, ¿Qué es lo que lleva a las personas en general y a los profesionales, incluso médicos, a negar las cuestiones biológicas y embriológicas sobre el tema: “la vida comienza en la concepción”? Siendo que hay pruebas científicas y contundentes para que se esté proclamando lo contrario.

Es un tema de actualidad. ¿Por qué si es tan evidente? Si la vida está confirmada científicamente que inicia en este punto y termina en este punto, ¿por qué el lado opositor que busca la aprobación del aborto se empeña en negar hechos tan evidentes? La verdad es que yo te contestaría desde varios puntos, pero el primero es porque el aborto es manejado como un negocio, antes que un tema de salud pública; porque si fuera un tema de salud pública estaríamos exigiendo atención para las mujeres que padecen cáncer de mama, pues entre uno de los tres causales de motivos de muerte de una mujer. O en temas de corazón y diabetes. Entonces, si el asunto fuera de salud pública y urgente, las feministas estarían buscando primero apoyo para que no se mueran tantas mujeres por estas tres causales, pero no es así. Lo que vemos es que mueren tantas mujeres por enfermedades, pero el interés está en el aborto. Así que, en ese sentido, yo veo una segunda perspectiva, que es el negocio del aborto. Por lo tanto, ellos buscan que una mentira mil veces repetida se convierta en una verdad; cosa en que han avanzado muchísimo.

Bajo la bandera de salud pública, bajo “mi cuerpo, mi decisión”, invisibilizan al bebé y hacen a un lado sus derechos por el simple hecho que no puede hablar y defenderse, no se le puede proteger porque es la misma mujer que está tomando este tipo de decisiones.

A final de cuentas, yo digo que es parte de su estrategia de comunicación, de invisibilizar al bebé en el vientre y equiparar  “el derecho de la mujer a decidir” al “derecho a la vida”, cuando no hay forma de equiparar. Uno es un derecho humano, el derecho a la vida, y el derecho a abortar. En primer lugar, en México, en ningún estado de la República el derecho a abortar. No hay ningún tratado ratificado internacional que exista el derecho a abortar.

Existe el derecho a la vida, está ratificado. En México está suscrito a los tratados internacionales y, como tal, se debería estar protegiendo al bebé. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Yo sí creo que esta es una batalla lingüística en donde se busca invisibilizar al bebé: “No existe”, “no siente”, “no hay vida”, para promover el aborto.

[1] https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2021-09/mexico-inminente-marcha-por-la-mujer-y-la-defensa-de-la-vida.html

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