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Asmara (Agencia Fides) - Las obras sociales de la Iglesia católica en Eritrea no son una forma de proselitismo, ni favorecen solo a los católicos. Son hospitales, centros médicos y escuelas creados para ayudar al pueblo eritreo. En una carta abierta publicada el 30 de julio, Abba Mussie Zerai intenta desmantelar “algunos comentarios y declaraciones descaradamente erróneos y engañosos” vinculados a la expropiación por parte del régimen de Asmara de 29 centros de salud propiedad de congregaciones religiosas o diócesis católicas. En la mira del gobierno, también hay 50 escuelas y 100 jardines de infancia católicos.
Abba Zerai niega la afirmación de que “las medidas recientes adoptadas por el gobierno de Eritrea serían una aplicación de una ley de 1995”. En ese momento, recuerda, “la Iglesia aclaró y corrigió los errores e inexactitudes contenidos en la ley en relación con esos temas específicos”. El mismo año, la propia Iglesia propuso al gobierno un diálogo sobre la expropiación de los servicios sociales, ya que estos constituían parte de la libertad necesaria para que la Iglesia “cuente con su propia identidad, sus derechos, misión y servicios”. También porque “el servicio que la Iglesia lleva a cabo en favor de los hombres y las mujeres no solo no tiene nada incompatible con las leyes, sino que apunta a apoyar los principios de cualquier Estado de promover un verdadero y auténtico crecimiento de la sociedad”, asegura Zerai.
Según el sacerdote eritreo, también es falsa la noticia de que las instituciones caritativas dirigidas por la Iglesia “no le pertenecerían a ella ni tampoco a los institutos religiosos” en cuanto a “donaciones de organizaciones benéficas”. “Las instituciones de caridad, -según Abba Mussie-, son libres, dentro de la ley, de permitir que su ayuda sea administrada por aquellos que quieran, por lo que eligen hacer uso de las congregaciones religiosas. Como persona jurídica, la Iglesia también tiene el derecho nativo de adquirir y de poseer, por lo tanto, no hay ninguna razón por la que se pueda prohibir el ejercicio de ese derecho”.
En las últimas semanas, en Eritrea y en el extranjero, en los blogs y en los medios de comunicación cercanos al régimen, los periodistas y voces autorizadas de la diáspora han acusado a la Iglesia católica de administrar sus estructuras solo para los católicos. También en este caso la respuesta de Abba Mussie Zerai es clara. “La acusación de que la selección de los destinatarios de nuestras obras obedecería a criterios étnicos, religiosos, etc es falsa. No solo las personas que se benefician de nuestros servicios, sino incluso aquellos que brindan estos servicios, -desde el portero, los maestros, las enfermeras y los médicos-, pertenecen a los orígenes religiosos más diversos. Es suficiente ver ubicación geográfica de nuestras estructuras y dónde están las comunidades católicas”, asegura Zerai.
La última mentira afirma que las estructuras de caridad son “instrumentos de proselitismo religioso”. Aquí, abba Mussie Zerai lanza un desafío: “Si hay alguien entre los cientos de miles de personas que han pasado por nuestras instalaciones a quien se le haya pedido que acepten el catolicismo como condición previa para ser tratados o educados, por favor que se presente para denunciar esta injerencia. Muy diferente es el discurso de quienes piden libre y espontáneamente unirse a la Iglesia católica porque está edificada por el testimonio de vida y por la dedicación total a Dios”.
(E.C.) (Agencia Fides 8/02/2019)
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