El Día Mundial de Oración por la Creación: Convivamos en paz con la naturaleza

Ciudad del Vaticano

En su homilía dominical de ayer, Mons. Sergio Gualberti invitó al Pueblo de Dios, que se apresta a celebrar el Mes de la Biblia, hacerla vida y compañera de camino en su cotidianidad. Este mes, será dijo, un “tiempo privilegiado” para tomar la Biblia en nuestras manos, leerla, meditarla y conocerla más a fondo como nos invita el lema, afirmó: “Escucha la Palabra y camina”.

En este contexto, habló del profeta Jeremías para indicar que fue una encarnación de la Palabra de Dios que tiene fuerza, atrae, transforma y empuja a tomar con valentía la misión que afronta todo hijo de Dios.

El mensaje de Jesús en el Evangelio está en la misma onda de lo vivido por Jeremías, aseveró, el Señor, no obstante, esté consciente de la muerte que le espera, está por iniciar su último viaje a Jerusalén en cumplimiento del plan que el Padre le ha confiado. “Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”. Jesús así aclara a los discípulos que el camino doloroso y humillante que está por recorrer, es el resultado de su misión llevada en fidelidad a la voluntad de Dios”.

Pedro no entiende lo que dice Jesús, está convencido que no puede y no debe suceder que Jesús vaya a Jerusalén y que allá tenga que sufrir la pasión y muerte, su lógica, dijo el prelado, no encaja con la lógica del Señor, él no entiende el valor y fecundidad de la sencillez, la humildad, la renuncia, el servicio y el fracaso, vividos por amor a Dios. “Ante estas palabras Jesús, que en la mañana había proclamado beato a Pedro por su profesión de fe, ahora, le increpa con dureza: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres“.  Paradojamente Pedro, roca y fundamento del nuevo pueblo de Dios, se vuelve obstáculo y tropiezo para el plan del Señor”, afirmó en su homilía Mons. Gualberti.

En su reflexión el prelado afirmó que este pasaje bíblico, nos hace pensar el hecho que una persona, casi al mismo tiempo, pueda ser beata y diabólica y tener tanto inspiraciones sublimes como mezquindades vergonzosas. Esta ambigüedad, dijo,  es la que, a veces, pasa con nosotros seguidores de Jesús en el proceso de maduración en la fe y la vida cristiana. “A menudo, nuestra vida está separada de la fe, por esto nosotros y la Iglesia estamos siempre en búsqueda, necesitados de corregir nuestro rumbo a la luz de Jesús, camino, verdad y vida”.

Antes de concluir su homilía Mons. Gualberti invitó al pueblo de Dios a celebrar este 1ro de Septiembre la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación que es un llamado a convivir en paz con la creación. Asimismo, instó a no olvidar que, todas las heridas al medio ambiente y a la biodiversidad son una real amenaza para nuestra salud y existencia y aseveró que ninguna cosa en el mundo puede compararse a la realización de la propia vida.



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