(zenit – 27 agosto 2020).- Ante la aprobación del Código Orgánico de Salud (COS), el pasado 25 de agosto por la Asamblea Nacional, la Conferencia Episcopal de Ecuador publicó una declaración expresando su opinión “como ciudadanos” y “fieles a nuestra misión de promover y defender la vida humana en todas sus expresiones”.
Efectivamente, la Asamblea del país aprobó con 79 votos, en un segundo y definitivo debate, el COS, contenido en 405 artículos distribuido en tres libros relacionados con el sistema nacional de salud, el cuidado integral de salud y el régimen del control y sanción.
Legislación al servicio de la vida
En su mensaje, los prelados señalan que reciben “con enorme preocupación la afectación de los derechos humanos, consignados en la Constitución”, pues esta legislación “contradice o desconoce la cultura, costumbres y principios de nuestro pueblo que ama la vida y la defiende siempre”.
La nota expone ante la sociedad ecuatoriana que “los derechos humanos, que son inherentes a la naturaleza humana, preceden a toda legislación; en consecuencia, no son concesiones del Estado ni fruto de los consensos de grupos humanos”.
Del mismo modo, indica que “la legislación debe estar al servicio de la vida y los derechos humanos; lo cual significa, entre otras cosas, que debe reconocerlos, respetarlos, defenderlos, promoverlos y garantizarlos” y remarca que “la Constitución del 2008, aprobada por la mayoría del pueblo ecuatoriano, es la Ley Suprema a la que deben subordinarse todas las Leyes y normas de inferior jerarquía”.
Derechos humanos afectados
Asimismo, los miembros del episcopado ecuatoriano detallan en el texto los derechos humanos afectados: “el derecho a la vida desde la concepción, al promover el aborto, de una manera ambigua o indeterminada, como emergencia obstétrica”; “el derecho de madres y padres de familia a educar a sus hijos, al aprobar el uso indiscriminado de anticonceptivos de los menores de edad sin su consentimiento, como también al imponer visiones ideológicas de género contrarias a sus convicciones éticas y a la ciencia”.
Igualmente, se refieren al “derecho a la objeción de conciencia de los médicos, al obligarlos a intervenir en casos de emergencia obstétrica por cualquier causa”; al de la mujer “a una maternidad plena y a la dignidad del cuerpo humano, al permitir la contratación de vientres de alquiler o subrogados, de forma supuestamente gratuita”; y al “derecho a la identidad sexual, al permitir la asignación o cambio de sexo en la etapa de pubertad, como al impedir la recuperación de una orientación sexual”.
Llamamientos
Frente a todo ello, los obispos ecuatorianos apelan al “sano criterio y a la sensibilidad humana del Señor presidente de la República” para que, “libre de presiones políticas y económicas, vete estos artículos que atentan contra los derechos humanos, favoreciendo y defendiendo la salud integral de las personas, la objeción de conciencia, la vida humana, el rol primario de la familia dentro de la sociedad en la educación de sus hijos, previsto en la propia Constitución”.
Finalmente, la declaración incluye un llamado “a quienes tienen responsabilidades institucionales, pidiéndoles que sitúen los derechos humanos en el centro de todas las políticas, incluidas las de cooperación para el desarrollo humano integral, aun cuando eso signifique ‘ir contra corriente’”, evidenciando que el Código Orgánico de Salud “contradice o desconoce la cultura, costumbres y principios de nuestro pueblo que ama la vida y la defiende siempre”.
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