Redacción ZENIT
(Ayuda a la Iglesia Necesitada – ZENIT News Agency / Roma, 24.08.2021).- En Afganistán, la amenaza contra los derechos humanos fundamentales, incluida la libertad religiosa, no solo está representada por los talibanes, sino también por el ISKP, es decir, el ISIS (Estado Islámico) de la «provincia de Khorasan». El grupo extremista ya ha desempeñado un papel de liderazgo en innumerables acciones terroristas en el pasado, reclamando, entre otras cosas, uno de los ataques más sangrientos contra la minoría sij al comienzo de la pandemia, el 25 de marzo de 2020, cuando tres hombres armados asaltaron el Guru Har Rai Gurdwara en la zona de Shor Bazar de Kabul, matando a 25 personas e hiriendo a 15.
ISKP sigue consolidándose, especialmente tras la derrota de ISIS en Siria e Irak y tras el inicio de las conversaciones de paz entre los talibanes y la OTAN. A diferencia del propio Talibán, el ISKP tiene un número creciente de jóvenes afganos educados y de clase media en sus filas, así como grupos de yihadistas experimentados de al-Qaeda.
Se teme que el reconocimiento del régimen talibán por parte de algunos países también pueda favorecer la proliferación de grupos islámicos radicales actualmente menores pero capaces de estructurarse en una red terrorista potencialmente capaz de suplantar formaciones históricas como al-Qaeda y el Estado Islámico. Además, las relaciones entre Pakistán, las organizaciones terroristas presentes en Palestina y la provincia siria de Idlib y el régimen afgano son motivo de especial preocupación.
La reintroducción de la ley Sharia acabará con las pocas libertades ganadas con tanto esfuerzo, incluida la muy frágil libertad religiosa. Por tanto, todos aquellos que no comparten el Islam talibán, incluidos los sunitas moderados, corren peligro. Los chiítas (10%), la pequeña comunidad cristiana y todas las demás minorías religiosas, ya gravemente amenazadas, sufrirán una opresión intolerable.
La organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada alienta a la comunidad internacional a hablar en defensa de los derechos humanos de todos los ciudadanos de Afganistán, incluidos cristianos, hindúes, bahá’ís y budistas.
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