Por: Ana Paula Morales
(ZENIT News Agency / La Habana, 13.08.2021).- El pasado 11 de julio estalló una protesta multitudinaria contra el régimen represivo y dictatorial en Cuba. Un grupo de personas se dirigió hacia una dependencia del Estado, donde se encuentra la gobernación del Partido Comunista, exigiendo libertad, el fin del comunismo y expresaron no tener más miedo al sistema totalitario que rige el país desde hace más de sesenta años. Como respuesta el gobierno cortó el acceso a internet para evitar que la protesta se hiciera masiva; sin embargo, las personas buscaron alternativas y muchos salieron a las calles para expresar su descontento contra el régimen cubano.
Otras consecuencias fueron las decenas de personas golpeadas, ha habido desaparecidos, los jóvenes en edad para entrar en la milicia fueron reclutados para poder reprender las revueltas y replegar a los manifestantes. Hasta el momento no se tienen como cifras exactas del total de desaparecidos, encarcelados y asesinados, puesto que dentro del mismo país no hay libertad de expresión; por lo tanto, los medios de comunicación no tienen acceso a dicha información y sólo pueden expresar lo que le es autorizado por el gobierno.
El P. Alberto Reyes Pías nació el 26 de mayo de 1967 en los tiempos donde ya arreciaba la persecución religiosa en Cuba. Creció y estudió en Florida, Camagüey. Al terminar el bachillerato empezó a estudiar medicina, pero luego de tres años decidió entrar en el seminario para cursar los estudios eclesiásticos.
Realizó los primeros dos cursos en el Seminario San Basilio Magno, en Santiago de Cuba, y los dos siguientes en el Seminario san Carlos y San Ambrosio, en La Habana. Al terminar la filosofía, fue enviado a Roma, al Ateneo Regina Apostolorum, de los legionarios de Cristo, donde cursó los estudios de teología.
Fue ordenado sacerdote el 12 de diciembre de 1996. Después de un breve tiempo en la parroquia de Guáimaro, fue nombrado párroco de la zona parroquial de Esmeralda, donde sirvió como sacerdote por seis años. Fue enviado después a la Universidad Pontifica de Comillas, en Madrid, donde se licenció en psicología. Al regresar a Cuba, se le envió como párroco a Guáimaro, donde estuvo por seis años.
Antes de su nuevo destino pastoral, decide hacer una peregrinación de Roma a Jerusalén, a pie. Al regresar se le envía como misionero a Maisí, la zona más oriental de Cuba, en la diócesis de Guantánamo. Allí lo sorprende el huracán Matthew, que devastó su parroquia e hizo que se añadiera a su trabajo pastoral la restauración material de templos y casas de la población.
A los dos años de estar en Maisí le piden regresar a su diócesis como director espiritual del Seminario San Agustín y, posteriormente, también como párroco de Esmeralda, donde desempeña en este momento su ministerio pastoral. A propósito de la situación actual en Cuba ZENIT Noticias le ha entrevistado.
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Pregunta: Con el estadillo social en Cuba, con los civiles exigiendo libertad y un “basta” al régimen cubano, ¿usted cree que este movimiento social se repliegue tras las medidas que está poniendo el gobierno para frenarlos? ¿O usted cree que la gente no se va a rendir tan fácilmente?
Respuesta: en este momento hay dos fuerzas muy grandes en tensión. Por una parte, creo que mi pueblo se ha cansado definitivamente de la farsa social de un país feliz y orgulloso de su sistema político. Creo que es un momento en el que la gente siente profundamente que es necesario un cambio radical, un cambio de sistema y no sólo cambios puntuales. Por otro lado, están el miedo y el instinto de conservación. La represión del gobierno ha sido y está siendo brutal y muy agresiva. Están literalmente sembrando el terror. Y eso tiene también mucha fuerza. Siendo realistas, cualquiera de las dos fuerzas podría imponerse, pero pase lo que pase, yo sí creo que vamos definitivamente hacia un cambio social y político. Podrá demorar más o menos, pero el gusto por la libertad ha entrado ya en nuestras venas.
Pregunta: Tras este estallido social, ¿se espera emigración masiva en el país?
Respuesta: Yo no lo creo. En 1994 el gobierno de Fidel Castro creó un conflicto de escape provocando una salida masiva de personas del país, la llamada “crisis de los balseros”, que ciertamente desvió la atención y calmó el malestar existente. Estos son otros tiempos, en los cuales tampoco creo que los Estados Unidos permita una avalancha masiva de personas como ocurrió en el 94.
Pregunta: En la Iglesias locales en Cuba, ¿se ha implementado alguna jornada de oración o celebración de misas por los desaparecidos y los detenidos en este estallido social?
Respuesta: Se ha rezado y se reza mucho por esta situación. Pero también la Conferencia de religiosos de la isla ha organizado un trabajo precioso de apoyo y acompañamiento a las familias de los detenidos y de los desaparecidos, además de reclamar que el que se manifiesta pacíficamente no incurre en delito y, por tanto, no es justo que sean juzgado.
Pregunta: En la rueda de prensa llevada a cabo el pasado 13 de julio, el Canciller de Cuba Bruno Rodríguez mencionó que Estados Unidos dificultó la adquisición de respiradores y equipo médico contra la COVID-19, a su vez, obstaculizó la prevención, el tratamiento y la inmunización de los cubanos frente al virus. Según estas afirmaciones, ¿qué medidas sanitarias han ido adaptando para que los fieles puedan volver a la Misa, recibir los sacramentos, poder tener una formación en la fe y apoyar a los enfermos que lo precisen?
Respuesta: Los Estados Unidos no niegan a Cuba la posibilidad de adquirir suministros médicos, eso no es verdad. Por otra parte, el responsable de que la inmunización en Cuba se retrasara ha sido el propio Gobierno, que rechazó la oferta de un plan de vacunación ofrecido a toda América Latina por defender la creación de sus propias vacunas en un momento donde era evidente que el proceso de desarrollo de sus candidatos vacunales se demoraría. Si Cuba hubiera aceptado la oferta de vacunación que se le hizo, la inmunización contra el Covid -19 en Cuba hubiera comenzado al menos seis meses antes.
En muchos lugares las autoridades sanitarias han decretado el cierre de las iglesias y el cese de toda acción pastoral que implique reunión de personas. En algunos lugares se acaba de autorizar la apertura de las iglesias con un aforo del 50%, manteniendo las medidas de seguridad que ya conocemos: mascarilla durante las celebraciones, desinfección y distanciamiento social.
Pregunta: También en dicha rueda de prensa del Canciller ha afirmado que Cuba solicita que se quite el bloqueo estadounidense y que el gobierno americano no tenga mayor injerencia sobre el país; mi pregunta es: ¿qué cambios positivos tendría este acontecimiento para Cuba y para la Iglesia en su país?
Respuesta: No es correcto hablar de bloqueo. Estado Unidos ha mantenido sobre Cuba un embargo que no impide a Cuba negociar con más de 100 países ni impide que Cuba compre en los Estados Unidos medicamentos, alimentos e incluso otros insumos. Tampoco impide la exportación de algunos productos desde Cuba a la Unión Americana.
El bloqueo real es el interno, dado por un cúmulo de leyes restrictivas y punitivas que provocan la asfixia de la economía cubana e impiden la liberación de las fuerzas productivas para los cubanos.
Pregunta: Con el desabastecimiento de alimentos, la anulación de la circulación del dólar físico en Cuba y con el cierre de las fronteras, ¿cuáles son las implicaciones económicas que se han ido presentando en el país? Y una más: ¿las diócesis o las iglesias locales en Cuba han tomado algunas medidas para llevar a cabo la caridad con los que más lo necesitan?
Respuesta: Ciertamente Cuba está atravesando por uno de sus peores momentos con una escasez generalizada y pocas posibilidades de que esta situación mejore, al menos a corto y mediano plazo. La Iglesia, sobre todo a través de Cáritas, está haciendo todo lo posible por buscar soluciones, sobre todo alimentarias y de medicinas, que son dos de los sectores con más problemas. Sea ayudando a las Cáritas parroquiales con dinero o con alimentos, estamos intentando llegar hasta donde podemos en la solución de las necesidades de la gente, si bien no es nada fácil en estos momentos.
Pregunta: ¿Qué retos se esperan en la evangelización para los fieles católicos en Cuba?
Respuesta: Cuba es un pueblo que hace muchos años le dio la espalda a Dios. Y cuando un pueblo le da la espalda a Dios, no puede caminar. El reto mayor de Cuba hoy es ayudar al pueblo a volver su rostro a Dios, a abrir al corazón al Dios que lo ama y no lo ha abandonado.
Creo que el reto mayor de la Iglesia hoy es ayudar a la gente en un proceso de conversión que no sólo destierre odios y rencores, comprensibles pero inútiles, sino que ayude a las personas a proyectar sus vidas desde el Evangelio. Si el cubano de hoy no acoge a Cristo en su corazón, la Cuba del mañana podrá ser muy diferente, pero no conducirá al pueblo a la vida.
Agradecemos a Ayuda a la Iglesia Necesitada México el apoyo para la realización de esta entrevista.
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