(RV).- El 23 de agosto la Iglesia celebra la memoria litúrgica de Santa Rosa de Lima, y también el 30 de agosto en algunos países latinoamericanos como Perú y Argentina, como concesión especial de la Santa Sede.
Bautizada como Isabel Flores de Oliva, en la confirmación que recibió de Santo Toribio de Mogrovejo, tomó el nombre de Rosa, apelativo que sus familiares empleaban por su belleza y por una visión que tuvo su madre, en la que el rostro de la niña se convirtió en una rosa. Ya desde su infancia se había manifestado en ella una fe llena de determinación femenina. Constantes mortificaciones y sacrificios formaban parte de su preparación cotidiana. Su fe le exigía toda entrega de si, en cuerpo y alma. Pronto destacaría por su abnegación hacia los más desprotegidos y por sus extraordinarios dones místicos.
En la adolescencia, Santa Rosa se sintió atraída por el modelo de la dominica Santa Catalina de Siena. Tras mucha insistencia, los padres le permitieron seguir su vida espiritual. Tomó el hábito de terciaria dominica en la iglesia limeña de Santo Domingo. Y adoptó la denominación religiosa de Rosa de Santa María.
No llegó nunca a entrar en el convento, pero pudo desarrollar toda su santidad dentro de la casa familiar. Se recogía a orar y a hacer penitencia en una pequeña celda construida en el jardín, por la que además pasaban numerosos devotos atraídos por su caridad, el buen consejo y los milagros que se le atribuían.
La tradición cuenta que, en la iglesia de Santo Domingo vio a Jesús, y éste le pidió que fuera su esposa y así se consagró en una ceremonia simbólica. Pocos meses después, Rosita de Santa María cayó gravemente enferma. Murió el 24 de agosto de 1617, tenía 31 años.
El proceso que condujo a la beatificación y canonización de Santa Rosa de Lima empezó casi de inmediato. El Papa Clemente IX la beatificó en 1668, y un año después la declaró patrona de Lima y de Perú. Su sucesor, Clemente X, la canonizó en 1671; un año antes la había declarado además patrona de América, Filipinas y las Indias Orientales. Santa Rosa fue la primera mujer canonizada en América.
Escuchamos a continuación algunos testimonios de los oyentes de la radio del Papa enviados por Whatsapp.
(Isabel Cantos – RV)
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