VATICANO, 27 Dic. 17 (ACI).-
La Audiencia General de este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano estuvo dedicada al significado de la Navidad, y el Papa Francisco criticó con rotundidad a quienes eliminan su verdadero sentido.
“En nuestro tiempo, especialmente en Europa, asistimos a una especie de ‘desnaturalización’ de la Navidad: en nombre de un falso respeto de quien no es cristiano, que a menudo esconde la voluntad de marginar la fe, se elimina de la fiesta toda referencia al nacimiento de Jesús”.
Francisco prosiguió y dijo que en realidad el nacimiento de Jesús “es la única y verdadera Navidad”. “Sin Jesús no hay Navidad. Y si en el centro está Él, entonces todo lo de alrededor: las luces, los sonidos, las tradiciones locales, incluidas las comidas características, crean la atmósfera de la fiesta. Pero si le quitamos a Él, la luz se apaga y todo se convierte en algo falso, en solo apariencia”.
El Papa explicó que los cristianos deben “encontrar la luz verdadera, la de Jesús que, hecho hombre como nosotros, se muestra de modo sorprendente: nace de una pobre chica desconocida, que da a luz en un establo, solo con la ayuda de su marido”.
De esta manera “el Hijo de Dios se presenta también hoy a nosotros: como el don de Dios para la humanidad que está inmersa en la noche y en el sopor del cielo”.
El Pontífice criticó que el mundo de hoy prefiere “la oscuridad” y no quitarse “los propios malos hábitos”. Por eso, acoger este don, “significa convertirse cada día en un don gratuito para aquellos que se encuentran en el propio camino. Y he aquí porqué en Navidad se intercambian regalos. El verdadero don para nosotros es Jesús, y como Él queremos ser don para los demás”.
Por último, el Santo Padre destacó como en Navidad “podemos ver como la historia humana, la que es movida por los potentes de este mundo, es visitada por la historia de Dios”.
“Es Dios el que involucra a aquellos que, confinados a los márgenes de la sociedad, son los primeros destinatarios de su don, es decir, la salvación llevada por Jesús”.
“Con los pequeños y despreciados, Jesús establece una amistad que continua en el tiempo y que nutre la esperanza para un futuro mejor”, subrayó. “Con ellos, en cada tiempo, Dios quiere construir un mundo nuevo, un mundo en el que no haya más personas rechazadas, maltratadas y que vivan en la indigencia”.
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