(RV).- Al saludar a los fieles que peregrinaron a san Pedro y que participaron en la Audiencia General, el Papa Francisco alentó, en primer lugar, a los peregrinos de lengua francesa, para que tengan siempre firme la esperanza en la resurrección de Jesús, “esta esperanza –les dijo – nos dona la fuerza de perseverar en el camino de nuestra vida”.
Un saludo particular dirigió a los representantes de grupo parlamentario del Reino Unido para las relaciones con la santa Sede con una apreciación por la obra que realizan, mientras que para todos los fieles de lengua inglesa deseó que esta Cuaresma sea un tiempo de gracia y de renovación espiritual.
A los peregrinos de lengua alemana, el Papa impulsó a que alimenten la esperanza a través del contacto cotidiano con Jesús, en la oración, con la lectura del Evangelio y la realización de obras de caridad.
Una generosa adhesión a Cristo y a la Iglesia deseó a los peregrinos de lengua portuguesa a quienes animó a mirar hacia el futuro con esperanza y a no cansarse de trabajar en la viña del Señor.
Una cordial bienvenida dispensó el Papa a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los provenientes de Irak, por cuyo país el elevó también un llamamiento. “Por la fe, – dijo – , María recibió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios, acogió en sí también aquello que no comprendía del actuar de Dios, dejando que fuese Él a abrirle la mente y el corazón”. “Como ella – prosiguió – también nosotros estamos llamados a vivir sostenidos por la fe, y a mirar con esperanza el cumplimiento de la voluntad de Dios en nuestra vida”.
“Aprendamos a vivir la esperanza que es más fuerte de la muerte y de todo mal”; fue el impulso del Papa a los peregrinos polacos, saludando en particular, al grupo de no videntes de Wielicza.
Fue cordial también la bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. El Papa saludó a los sacerdotes del Movimiento de los Focolares, a la asociación “Provida Italia” y al Comité Pro Viernes Santo de Cave, entre otros. A todos deseó que la visita a la Ciudad Eterna acreciente la comunión con la Iglesia Universal y con el Sucesor de Pedro.
Por último, a los jóvenes, el pontífice recordó que este tiempo de cuaresma es precioso para redescubrir la fe en la vida cotidiana. A los enfermos pidió que unan sus fuerzas a la cruz de Cristo para la construcción de la civilización del Amor, y a los recién casados, que favorezcan la presencia de Dios en sus nuevas familias.
(Griselda Mutual – Radio Vaticano)
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