REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
El ciego de nacimiento del Evangelio inspiró la reflexión de Francisco el domingo 26 de marzo de 2017. Fuimos creados para conocer a Dios, pero por causa del pecado somos como ciegos, tenemos necesidad de una luz nueva, la luz de la fe que nos da Jesús.
Concretamente, según el Papa, “hemos sido iluminados por Cristo en el Bautismo, y por lo tanto estamos llamados a comportarnos como hijos de la luz. Y comportarnos como hijos de la luz exige un cambio radical de mentalidad, una capacidad de juzgar personas y cosas según una nueva escala de valores, que viene de Dios”.
Caminar en la luz “significa ante todo abandonar las luces falsas: la luz fría y fatua del prejuicio contra los otros, porque el prejuicio distorsiona la realidad y nos carga de animadversión contra aquellos que juzgamos sin misericordia y condenamos sin apelación”, explicó el Sucesor de Pedro, y aclaró que aquella del interés personal es otra falsa luz, seductora y ambigua. “Si juzgamos a las personas y a las cosas en base al criterio de nuestra conveniencia, de nuestra satisfacción, de nuestro prestigio, no actuamos con verdad en las relaciones y en las situaciones”.
El vicario de Cristo rogó a María “que fue la primera en recibir a Jesús, luz del mundo, nos obtenga la gracia de recibir de nuevo en esta Cuaresma la luz de la fe, redescubriendo el don inestimable del Bautismo”. @jesuitaGuillo
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