VATICANO, 09 Nov. 18 (ACI Prensa).-
El Papa Francisco recibió esta mañana en el Vaticano a Su Santidad Mar Gewargis III, Catholicos-Patriarca de la Iglesia Asiria de Oriente, a quien dijo que el testimonio de los cristianos en Medio Oriente alienta la unidad; para luego rezar juntos por el fin del sufrimiento de esos hermanos y firmar una declaración común.
“Han pasado dos años desde nuestro primer encuentro, pero mientras tanto, he tenido la alegría de encontrarme nuevamente con Su Santidad el pasado 7 de julio en Bari, con motivo de la Jornada de reflexión y oración por la paz en el Medio Oriente, también muy deseada por usted”, dijo el Santo Padre.
“Compartimos, efectivamente, el gran sufrimiento que se deriva de la trágica situación de muchos de nuestros hermanos y hermanas en el Medio Oriente, víctimas de la violencia y, a menudo, obligados a abandonar las tierras donde siempre han vivido. Recorren el vía crucis siguiendo las huellas de Cristo y, aunque pertenecen a diferentes comunidades, establecen relaciones fraternas entre sí, convirtiéndose para nosotros en testigos de unidad”.
“Por el final de tanto sufrimiento rezaremos juntos esta tarde, invocando del Señor el don de la paz para el Medio Oriente, especialmente para Irak y Siria”, resaltó el Papa.
Francisco resaltó luego el trabajo que realiza la Comisión para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Asiria de Oriente, que es fruto del diálogo y que “muestra que las diferencias prácticas y disciplinarias no siempre son un obstáculo para la unidad, y que algunas diferencias en las expresiones teológicas pueden considerarse complementarias en lugar de conflictivas”.
“Su Santidad, queridísimo hermano, con afecto, deseo expresar mi gratitud por vuestra visita y por el don de orar juntos hoy, haciendo nuestra la oración del Señor: "Que todos sean uno (…) para que el mundo crea”, concluyó el Pontífice.
En la declaración conjunta, se señala que los cristianos asesinados por odio a la fe en Medio Oriente, son “la semilla de la unidad cristiana”.
Tras afirmar que “nos unimos a nuestros hermanos y hermanas perseguidos, para hacernos voz de los que no la tienen”, la declaración indica que “juntos haremos todo lo posible para aliviar su sufrimiento y ayudarlos a encontrar maneras de comenzar una nueva vida. Deseamos afirmar una vez más que no es posible imaginar el Medio Oriente sin los cristianos”.
“Pedimos una vez más a la comunidad internacional que implemente una solución política que reconozca los derechos y deberes de todas las partes involucradas. Estamos convencidos de la necesidad de garantizar los derechos de cada persona”, prosigue la declaración.
“Los cristianos no quieren ser considerados una ‘minoría protegida’ o un grupo tolerado, sino ciudadanos de pleno título cuyos derechos están garantizados y defendidos, junto con los de todos los demás ciudadanos”.
Finalmente el texto resalta la importancia del “diálogo interreligioso basado en una actitud de apertura, verdad y amor. Este diálogo es también el mejor antídoto contra el extremismo, que es una amenaza para los seguidores de todas las religiones”.
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