REFLEXIONES EN fRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
El 24 de marzo el Papa recibió a 27 jefes de estado de la Unión Europea, que llegaron a Roma por el aniversario de los Tratados de Roma. En esta ocasión dijo entre otras cosas: “Volver a Roma sesenta años más tarde no puede ser sólo un viaje al pasado, sino más bien el deseo de redescubrir la memoria viva de ese evento para comprender su importancia en el presente. Es necesario conocer bien los desafíos de entonces para hacer frente a los de hoy y a los del futuro…”.
Un día después en Milán, hablando del desconcierto de María acusó que “se especula hoy sobre la vida, sobre el trabajo, sobre la familia. Se especula sobre los pobres y sobre los marginados; se especula sobre los jóvenes y sobre su futuro. Todo parece reducirse a cifras, dejando, de otro lado, que la vida cotidiana de tantas familias se manche de precariedad y de inseguridad. Mientras el dolor toca muchas puertas, mientras en tantos jóvenes crece la insatisfacción por falta de reales oportunidades, la especulación abunda por todas partes”.
Muchos dicen que los curas no deben meterse en política, pero ante la corrupción dominante o simplemente, frente a los intereses de parte de cada nación, parece que la Iglesia es la única que sigue preocupándose por el bien común y luchando por el respeto de la dignidad de la persona humana desde la fe y con la fuerza del espíritu. Mientras tanto, por la declaración final realizada por los jefes de la unión, pareciera que vinieron solamente para celebrar un aniversario más y no para afrontar los desafíos. @jesuitaGuillo
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