Bangui (Agencia Fides) - En la República Centroafricana, la tensión y la inestabilidad están aumentando. La proximidad de las elecciones presidenciales, previstas para el domingo 27 de diciembre, ha creado tensiones entre la mayoría, encabezada por el presidente Faustin-Archange Touadéra, y la oposición. Pero, sobre todo, ha llevado a algunos grupos rebeldes (que controlan casi dos tercios del territorio nacional) a agruparse en la Coalición de Patriotas por el Cambio y marchar sobre Bangui, la capital. El avance ha sido detenido por el momento gracias al despliegue de fuerzas de paz de la ONU.
“La coalición de grupos armados, algunos de los cuales son rivales y con intereses diferentes, parece haber encontrado un terreno común para perseguir sus objetivos. Algunos pueden aprovechar la oportunidad para negociar, gracias a un nuevo equilibrio de fuerzas, otros pueden tener intenciones más beligerantes”, escribe el sitio de noticias local Corbeaunews.
Fuentes de la Misión de Naciones Unidas en el país (Minusca) han confirmado la fusión del Movimiento Patriótico por la República Centroafricana (MPC), con el grupo 3R y los milicianos anti-Balaka, mientras que según otras fuentes el Frente Popular también se ha aliado para la reactivación de la República Centroafricana (Fprc) y de la Unidad por la Paz en la República Centroafricana (Upc).
La situación es muy inestable - explica Aurelio Gazzera, misionero carmelita en Baoro a la Agencia Fides -. Parece que el contingente de la ONU ha logrado bloquear el intento de marcha sobre la capital, pero no sabemos cómo evolucionará la situación en los próximos días. Son demasiadas las variables que entran en juego en esta crisis. La mayoría pide que no se posponga la votación mientras la oposición pide un aplazamiento ¿se votará? De momento hay mucha incertidumbre”.
Mientras tanto, la gente teme que las tensiones se repitan y, con ellas, vuelva la violencia, el saqueo y la destrucción. “Hay terror entre la población civil - continúa el padre Gazzera -. Los últimos siete años han sido terribles para el país y la gente no quiere revivir ese estado de constante devastación y miedo. Aquí las autoridades ya han huido a zonas más seguras. La población se siente abandonada”.
La economía local también corre el peligro de verse destruida. “La vía principal por la que llegan las mercancías del exterior ha sido bloqueada - prosigue el misionero -. El riesgo es que falten bienes de primera necesidad y que los precios suban y se vuelvan insostenibles para la gente común”.
El padre Aurelio no abandona la misión. De hecho, ha continuado y continuará sus actividades. “En nuestra misión - observa - hay una escuela mecánica para jóvenes y adultos. He pedido a los estudiantes que sigan viniendo a clase y estudiando. Incluso en las dificultades, debemos asumir nuestras responsabilidades y cumplirlas”.
Mientras tanto, se acerca la Navidad. “¿Cómo vamos a celebrar la Natividad? Tenía planeado celebrar misa en algunos pueblos remotos de mi misión, no sé si me permitirán llegar hasta allí. Lamentaría mucho no poder estar cerca de las comunidades. Me gustaría hacerles sentir todo el calor del nacimiento de Jesús. Ellos lo necesitan, todos lo necesitamos”, concluye el misionero.
(EC) (Agencia Fides 23/12/2020)
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