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Estambul (Agencia Fides) - El franciscano Rubén Tierrablanca González, vicario apostólico de Estambul para los católicos de rito latino, no ha sobrevivido al contagio del Covid 19 con el que había luchado en las últimas semanas en una unidad de cuidados intensivos: el obispo ha fallecido la tarde del martes 22 de diciembre, a los 68 años, creando gran tristeza entre todos aquellos a quienes había consolado y animado a lo largo de su vida gracias al don de su fe sencilla y su caridad siempre dispuesta a ayudar a los más necesitados. Mexicano, nacido en Cortázar el 24 de agosto de 1952, el joven Rubén se convirtió en novicio de los Frailes Menores en 1970. Después de los años de formación, hizo su profesión solemne en 1977 y recibió la ordenación sacerdotal al año siguiente. En sus años en Roma fue también rector de la Universidad Antonianum de 1992 a 1997 y luego guardián de la Curia General Franciscana de 1997 a 2003. A partir de ese año fue enviado a Turquía, donde prestó servicio como guardián del convento de Estambul y de la Fraternidad Internacional para el Diálogo Ecuménico e Interreligioso en Turquía y como párroco de la parroquia de Santa María Draperis. El 16 de abril de 2016, el Papa Francisco lo nombró vicario apostólico de Estambul. Desde 2018 es presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía. Ordenado obispo, había elegido Unum in Cristo como lema episcopal, reflejando también su dedicación a promover la unidad entre los cristianos: “Su estilo pastoral”, explica a la Agencia Fides el padre dominico Claudio Monge “tenía el rasgo de la cercanía, de la paciencia bondadosa: sin dar golpes, tejía relaciones paso a paso, en la urdimbre de la vida cotidiana, y siempre apoyaba las ocasiones de oración común con los cristianos de otras Iglesias que yo también he tratado de promover aquí en los últimos años. En Estambul”. El obispo Tierrablanca mantenía relaciones de amistad y cercanía espiritual con el Patriarca Ecuménico Bartolomé y también con el Patriarcado Armenio de Constantinopla y con el Metropolia de los Sirios Ortodoxos. También cultivaba relaciones fraternales con musulmanes y judíos, mostrando siempre respeto por las autoridades civiles. Son conocidas las iniciativas benéficas que impulsó también a través de Caritas Estambul, dirigidas a todos los necesitados sin distinción de afiliación étnica o religiosa, que se habían intensificado en los últimos meses, con la distribución de bonos para alimentos y la oferta de servicios residenciales, ante la emergencia pandémica que en la metrópoli turca ha empeorado aún más las condiciones de vida de multitudes de inmigrantes y personas sin hogar. “Donde estaba Rubén, la puerta siempre estaba abierta para todos”, dicen sus amigos a Fides. Mientras que el fraile capuchino Domenico Bertogli, párroco de Antioquía en el Orontes, lo recuerda como “un verdadero hombre de paz y armonía, un auténtico franciscano”.
(GV) (Agencia Fides 23/12/2020)
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