(RV).- Este lunes 27 marzo los obispos de la Conferencia Episcopal de Canadá de la Región Oeste comenzaron su visita ad Limina Apostolorum, es decir a las tumbas de San Pedro y San Pablo.
Son tantos los desafíos sociales y las problemáticas pastorales para la Iglesia católica en Canadá, uno de los países del mundo mayormente secularizados en los últimos decenios y considerado entre los más avanzados en la legitimización de controvertidas prácticas que interpelan cuestiones éticas: la procreación asistida y la maternidad subrogada, clonación humana, eutanasia y suicidio asistido, uniones homosexuales.
Con 35 millones de habitantes y una superficie grande casi como Europa, Canadá es un mosaico de pueblos de diversos orígenes, agrupados en dos áreas culturales y lingüísticas: anglófona y francófona, vinculadas a su colonización. El 44 por ciento son bautizados católicos y un tercio protestantes. Dos por ciento musulmanes, seguidos por judíos, budistas e hinduistas, el 1 por ciento cada uno. La complejidad y el pluralismo religioso, étnico y cultural marcan fuertemente al país, en cuya historia no faltaron tensiones y conflictos.
Volver a llevar a Cristo al corazón de cada hombre es, por lo tanto, la tarea prioritaria para los obispos canadienses, empeñados en diversos frentes. Con una asidua la predicación sobre temas como la paz en el mundo, el desarme, el desarrollo sostenible y la tutela del ambiente, la justicia social, la defensa de las poblaciones indígenas, de los inmigrantes y los refugiados, en fin, de todos los excluidos de la sociedad del bienestar.
Entre los temas más dolorosos se encuentra el de los abusos y maltratos a menores perpetrados en el pasado, que la Iglesia canadiense ha reconocido y por los cuales ha pedido perdón. La colaboración y la solidaridad con las otras comunidades religiosas es uno de los frutos más visibles del compromiso de la Iglesia canadiense para la promoción del diálogo ecuménico e interreligioso, que ha llevado a los líderes a hablar con una sola voz en defensa de los principios de la solidaridad y de la convivencia de los pueblos, también recientemente después del atentado a la mezquita en la ciudad de Quebec y contra la medidas restrictivas migratorias del presidente estadounidense Trump.
(MCM-RV)
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