Diálogos de Radio Vaticano, con el padre Sergio Moreno
Actualidad del pensamiento de Vitoria
Es probable que ninguna época de la historia haya apreciado tanto la paz y aborrecido tanto la guerra como la nuestra. A la extensión e intensidad de esta actitud -respecto de la cual, los movimientos pacifistas no son sino la punta del iceberg- han colaborado diversos factores: entre otros, la confianza en las capacidades de los organismos internacionales, y la pérdida del aparato estético que solía revestir a lo bélico.
Pero muy probablemente, el factor más decisivo ha sido la nueva dimensión de destrucción que la guerra ha alcanzado en nuestros días. En consecuencia, el temor a esa violencia sin límite, el horror al horror de la guerra, puede estar siendo el motivo fundamental de nuestro amor a la paz.
Y es importante reparar en esto, pues las posibilidades del futuro no dependen sólo del sentimiento actual, sino también -y quizá primordialmente- del concepto de guerra y de paz que estén actuando en ese sentimiento. No basta, pues con reconocer esa actitud antibelicista y felicitarse por ella; es necesario analizarla, y extraer cómo aparecen entendidas la guerra y la paz en la configuración de tal actitud, pues es posible que esos conceptos propicien, paradójicamente, lo contrario de lo que el sentimiento anhela.
1 de marzo
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