(zenit – 7 agosto 2020).- El cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, envía hoy, 7 de agosto de 2020, un mensaje con ocasión de la 41ª Jornada Mundial del Turismo 2020, que se celebrará el próximo 27 de septiembre y que este año lleva como título: “Turismo y desarrollo rural”.
En él, el cardenal realiza en un llamamiento “a los gobernantes y a los responsables de las políticas económicas nacionales, para que promuevan y fomenten un turismo responsable, actuando según los principios de justicia social y económica y con pleno respeto del medio ambiente y de las culturas”.
Escenario preocupante
En este texto, el prefecto remarca que la 41ª Jornada Mundial del Turismo este año se celebra en un contexto precario, marcado por la evolución de la pandemia del coronavirus que ha generado “una drástica reducción de la movilidad humana y del turismo, tanto internacional como nacional, colocándose en un mínimo histórico”.
Igualmente, apunta que la suspensión de vuelos internacionales, el cierre de aeropuertos y fronteras, la adopción de estrictas restricciones de viajes, incluso internos, está provocando “una crisis sin precedentes en muchos sectores relacionados con la industria del turismo”.
Se teme, en la peor de las hipótesis, que la disminución de cerca de un billón de turistas provoque “una pérdida económica mundial de alrededor de 1.200 millones de dólares” y de muchos puestos de trabajo en este sector.
No obstante, el cardenal sostiene que “este preocupante escenario, no debe paralizarnos y privarnos de una visión positiva del futuro tampoco no debemos caer en el pesimismo de decir que nada regresará a ser como antes”.
Turismo y desarrollo rural
Para el prelado, el título de esta Jornada, “Turismo y desarrollo rural”, constituye una invitación a “tomar en serio y a poner en práctica el desarrollo sostenible que, en el ámbito del turismo, significa un mayor interés por los destinos turísticos extraurbanos, las pequeñas poblaciones, las aldeas, las carreteras y los lugares menos conocidos y menos frecuentados: esos lugares más escondidos que hay que descubrir o redescubrir precisamente porque son más encantadores y no están contaminados”.
La ruralidad “vive en estos lugares”, lejos de las multitudes del turismo en las ciudades. Se trata, por tanto, de la promoción de un turismo “sostenible y responsable que, aplicado según principios de justicia social y económica y en pleno respeto del medio ambiente y de las culturas, reconoce la centralidad de la comunidad local anfitriona y su derecho a ser protagonista del desarrollo sostenible y socialmente responsable de su territorio”.
Un turismo, en consecuencia, que favorece “la interacción positiva entre la industria turística, la comunidad local y los viajeros”.
Turismo y agricultura
Según el prefecto, este tipo de turismo puede convertirse en una fuerza motriz para apoyar la economía rural, que se compone de la agricultura y, a menudo, de las explotaciones agrícolas familiares, de pequeño tamaño, de zonas marginales y de los bajos ingresos percibidos por la cadena alimentaria: “El turismo y la agricultura rural pueden convertirse así en dos componentes esenciales de un nuevo mundo que esperamos construir. Un turismo hecho por y a través de la gente”.
Los pequeños agricultores son “los primeros guardianes de la creación a través de su paciente y duro trabajo de la tierra”, mientras que los turistas pueden convertirse en “defensores de un ecosistema si viajan de forma consciente y sobria”. De este modo, “un viaje puede tener el sabor de la historia y abrir el corazón al amplio horizonte de la fraternidad y la solidaridad”.
Instrumento de proximidad
El “turismo rural”, señala el Cardenal Turkson, se transforma también en el lugar en el que se aprende una nueva forma de relacionarse con el otro y la naturaleza: “El turismo se encuentra con el desarrollo si se realiza de forma cuidadosa y tranquila, de forma sostenible; esto significa respetar las prácticas agrícolas, los ritmos de vida de las poblaciones rurales, apreciar la autenticidad todavía conservada de zonas enteras del interior, sorprenderse por las mil pequeñas cosas que se pueden ver, elegir productos agrícolas locales”.
“El turismo puede convertirse, precisamente en este momento, en un instrumento de proximidad. Sí, nuestro mundo postmoderno necesita proximidad, es decir, cercanía en las relaciones y, por lo tanto, en los corazones”, añade.
Apoyar a los trabajadores
Por otro lado, el purpurado considera que, en un momento como el actual, de incertidumbre en la movilidad de personas y en el que el turismo sufre las mayores consecuencias de forma inmediata y directa, “se deben tomar medidas para apoyar los ingresos de los trabajadores de este sector, así como el cuidado y la defensa de las comunidades rurales más frágiles de cada territorio”.
Así, la economía del turismo podrá retomar su curso, “aunque en niveles de circulación más bajos, la circulación de personas, bienes y moneda será el signo tangible de una proximidad que ha comenzado en el corazón”.
Turismo responsable y sostenible
El mensaje recalca que el turismo responsable y sostenible, aprovechando al máximo los recursos y actividades locales, “es deseable como uno de los puntos de inflexión en la lucha contra la pobreza, que la pandemia de Covid-19 ha aumentado exponencialmente”.
En definitiva, “queremos asegurar nuestra proximidad y apoyo a todos los que participan en la lucha contra el impacto de la pandemia en la vida de las personas y sociedades que viven del turismo”, expone el cardenal.
Llamamientos y agradecimiento
Después, el mensaje incluye un llamado a los movimientos ecologistas y a todos aquellos que se comprometen en la defensa del medio ambiente “para que contribuyan con su trabajo a la conversión de los corazones hacia una ecología integral sana y correcta”.
Además, demanda a los obispos y a los responsables de la pastoral del turismo que adquieran conjuntamente el compromiso, “para que cada uno, en su propio territorio, tome iniciativas concretas en favor de las actividades turísticas”.
Finalmente, el cardenal Turkson expresa su sincero agradecimiento a todos aquellos que, “durante este período de prueba, han mostrado su solidaridad y apoyo a los que viven del turismo, en particular en las zonas rurales”.
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