Najaf (Agencia Fides) - El papa Francisco, en su importante viaje a Irak programado del 5 al 8 de marzo, se prepara para visitar al gran ayatolá Ali al Sistani, figura clave del islam chiíta, no solo en tierra iraquí. Un encuentro comparable en intensidad y consecuencias potenciales, a los que hasta ahora han visto al papa Francisco reunirse con altos exponentes del islam sunita, comenzando por el jeque egipcio Ahmad al Tayyeb, gran imán de Al Azhar.
En su largo viaje, el ayatolá de 90 años nacido en Irán ha ejercido una guía espiritual muy apreciada por su previsión, sobriedad y sabiduría, incluso por quienes no pertenecen al islam chiíta. Las iniciativas y las palabras cordiales hacia los cristianos han marcado su intensa participación en las tribulaciones de las últimas décadas de la historia iraquí.
En noviembre de 2019, cuando el país se vio sacudido por las manifestaciones callejeras y la represión violenta de los aparatos de seguridad, el patriarca caldeo Louis Raphael Sako expresó públicamente su total acuerdo con Al Sistani, quien en un famoso sermón había invitado a las autoridades políticas a actuar rápidamente para responder a las afirmaciones de los manifestantes, consideradas legítimas por el principal líder religioso de Irak.
En enero de 2019, el ayatolá Ali al Sistani recomendó investigar en particular los “crímenes atroces” perpetrados por los milicianos yihadistas en detrimento de algunos componentes específicos de la sociedad iraquí, como los yazidíes en Sinjar, los cristianos en Mosul y los turcomanos en Tal Afar (véase Fides 24/1/2019).
Ya en abril de 2017, el jeque Abdul Mahdi Karbalai, representante oficial de Al Sistani, en una reunión con una delegación de cristianos de Mosul había expresado su plena voluntad de oponerse a todos los intentos de alterar la composición étnica y religiosa que caracterizaba a esa región antes de la llegada de los yihadistas de Daesh, y apoyar todas las iniciativas necesarias para favorecer el regreso de los cristianos caldeos, sirios y asirios a sus hogares y pueblos dispersos en la llanura de Nínive, una vez que se lograse definitivamente la derrota de los yihadistas del Estado Islámico.
En enero de 2014, antes del asentamiento del Daesh en Mosul y en el norte de Irak, en la conversación que mantuvo en Najaf con una delegación de la Comunidad de San Egidio, el ayatolá expresó su total solidaridad con los cristianos iraquíes, reiterando que es necesario preservar la presencia de comunidades cristianas indígenas en el país y que la violencia selectiva de la que son víctimas representa una amenaza para todo Irak.
El encuentro entre el obispo de Roma y el gran ayatolá de Nayaf podría marcar la culminación del largo intercambio de muestras de cercanía y simpatía entre los cristianos y Al Sistani en las últimas décadas. En marzo de 2005, un grupo de cristianos iraquíes expatriados a los EE. UU., Incluidos varios miembros de la comunidad caldea de San Diego, había lanzado una petición en línea para nominar al ayatolá para el Premio Nobel de la Paz, motivando esta elección por el hecho de que Al Sistani “ha proporcionado a los musulmanes de todo el mundo un buen ejemplo de cómo seguir caminos pacíficos para resolver los complejos desafíos sociales [y] políticos a los que se enfrentan, condenando el terrorismo”.
Después de la intervención militar liderada por Estados Unidos que derrocó al régimen baazista en 2003, una fatwa proclamada por el ayatolá Al Sistani había pedido a todos los musulmanes chiítas que protegieran y no maltrataran a los miembros de las comunidades religiosas minoritarias, incluidos los cristianos, que no debían ser identificados como “quintas columnas” de fuerzas militares extranjeras. En 2005, tras la muerte de Juan Pablo II, el ayatolá Al Sistani envió un telegrama al secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angelo Sodano, y al entonces nuncio apostólico en Irak, arzobispo Fernando Filoni, para expresar sus condolencias “a todos los católicos” por la muerte del Papa, recordando que había “transmitido el mensaje de paz y promovido el diálogo interreligioso. Siendo un Papa muy respetuoso de todas las religiones”.
(GV) (Agencia Fides 10/2/2021)
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