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Saurimo (Agencia Fides) - En su segundo día de visita a Angola, el cardenal Fernando Filoni dirigió a los obispos de la provincia eclesiástica de Saurimo una vibrante exhortación a "estar unidos y ser solidarios", a consolidar el espíritu de comunión eclesial y fraterna y la preocupación por las Iglesias hermanas, para que el ministerio sea fructífero. (ver Fides 9/11/2018).
"La Iglesia en Angola está cada vez más viva, es cada vez más dinámica, comprometida y en continuo crecimiento, como lo demuestra el creciente número de sacerdotes, religiosos y religiosas locales, hijos de esta tierra, y el progreso del proceso de arraigo. Se nota también en la creación de estructuras pastorales y la organización de sus diócesis, el compromiso de muchos laicos, especialmente catequistas, en el campo de la evangelización, la asistencia dominical de los fieles a las iglesias, su participación en los sacramentos y en la solidaridad manifiesta sobre todo en tiempos de dificultad", señaló.
El prefecto del Dicasterio Misionero subrayó que "este movimiento debe ser el de todas sus provincias eclesiásticas, sin excluir ninguna diócesis", e instó a la comunión episcopal a ser conscientes de la dimensión colegial del ministerio encomendado, que debe tener lugar en el seno de la misma Provincia eclesiástica: "juntos, y en estrecha colaboración unos con otros, pueden progresar en la obra de evangelización".
El cardenal Filoni también hizo alusión a algunas prioridades pastorales. Toda Conferencia Episcopal está llamada a preocuparse por el crecimiento espiritual y moral del pueblo de Dios presente en su jurisdicción. "En cuanto a las cuestiones sociales y políticas, aunque sean parte integrante del campo de acción de la Iglesia en su misión evangelizadora, no deben ser privilegiadas a expensas de la reflexión y del trabajo profundo sobre los graves problemas eclesiales y pastorales que agitan a vuestras comunidades cristianas". Las tareas prioritarias del Episcopado angoleño, indicadas por el cardenal, son la atención a los sacerdotes, religiosos y religiosas, el cuidado de los candidatos al sacerdocio o a la vida religiosa consagrada, y la asistencia a los laicos, en particular de los jóvenes y de las familias, mediante una formación integral y permanente.
A este respecto, el prefecto del Dicasterio Misionero mencionó algunos problemas de moralidad y disciplina en el clero, a pesar de que el clero diocesano y religioso trabaja a veces en condiciones muy difíciles, pero con gran celo y devoción. Algunos institutos religiosos diocesanos de vida consagrada tienen serias dificultades: conflictos internos o con el obispo diocesano, tribalismo o superstición, problemas económicos o morales... Por eso invitó a los obispos a "intervenir con firmeza para sanar estos males". También es necesario estar atento a la formación sacerdotal para que el sacerdocio no sea considerado "una promoción social, un medio de autoafirmación, de adquisición de prestigio mundano". El Cardenal también llamó a los obispos a estar atentos a la vida y al funcionamiento de los seminarios, así como a la formación de los laicos, para que puedan participar activamente en la evangelización y en la misión de la Iglesia.
En la parte final, el cardenal Filoni señaló la dificultad de profundizar el Evangelio en los estratos culturales y tradiciones más populares: "Las creencias y prácticas supersticiosas, la brujería y la magia que condicionan la vida cotidiana de la gente y alimentan el miedo y la sospecha siguen vivas en las comunidades cristianas. Los sacerdotes y religiosos no están exentos de esta situación.
(SL) (Agencia Fides 12/11/2018)
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