(zenit – 30 nov. 2020).- En un comunicado difundido el domingo 29 de noviembre, se dio a conocer el mensaje del Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), el documento firmado por José Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador y presidente del episcopado centroamericano, y por el cardenal Gregorio Rosa Chávez, informan de la asamblea anual y hacen un llamado a las autoridades civiles de la región a “trabajar activamente en favor del respeto a la persona”.
Cercanía y oración con victimas
“Hemos celebrado nuestra asamblea anual en la modalidad de videoconferencia y nos dirigimos a nuestros pueblos deseándoles la paz de nuestro Señor Jesucristo”, dice el texto en el que expresan su dolor y cercanía con las víctimas de la pandemia de la COVID-19.
Agregan que “el dolor, la tristeza y la impotencia ante la enfermedad, ha herido nuestros corazones de pastores”. La “hermana muerte” (San Francisco, “Cántico de las Criaturas”), “ha tocado a sacerdotes, médicos, personal sanitario, familias, hemos llorado”, apuntan los obispos en el mensaje.
Aunque no dan datos sobre ministros y consagrados, víctimas de la pandemia, los prelados hablan sobre la afectación de las parroquias y reconocen el trabajo realizado en tiempos de pandemia: “la caridad se ha hecho palpable en la población, pues han compartido lo mucho o poco de lo que tienen para vivir. En nuestro encuentro hemos compartido la actuación de las Iglesias locales y con corazón de padres hemos orientado a nuestros fieles y a todo hombre de buena voluntad a vivir este tiempo con confianza y prudencia; aconsejándoles cumplir las indicaciones de bioseguridad para proteger el don de la vida”.
Respeto a los Derechos Humanos
Las crisis sociales y políticas que vive la región centroamericana, marcada por una historia de guerras, pobreza y corrupción de los gobiernos, es una preocupación de los obispos y en su mensaje instan a las autoridades civiles de la región a “trabajar activamente en favor del respeto a la persona, a sus derechos básicos ordenados al desarrollo integral, al bienestar social y al principio de la subsidiariedad. Hacemos también especial referencia a la familia, célula básica de la sociedad, la que debe protegerse y custodiarse”.
“Nos duele la migración, grandes caravanas de personas en búsqueda de un futuro mejor al que le pudiera ofrecer su propia tierra. En algunos de nuestros países vemos incrementada la delincuencia y el consecuente deterioro social”, sostienen.
Al mismo tiempo recuerdan que “es un deber de los gobiernos el caminar hacia el bien común que requiere la paz social, la estabilidad y seguridad, así como una firme mejoría de los sistemas económicos y de salud, que beneficien a toda la población y no a unos pocos”.
Bicentenario de la independencia
En el documento, los obispos de la región recuerdan que ya se acerca el “Bicentenario de la Independencia, un acontecimiento en el que debemos reflexionar, un pueblo sin memoria no es un pueblo, olvida sus raíces, olvida su historia” (Papa Francisco, 30 de mayo 2016); no podemos dejar pasar de largo este gran acontecimiento”, manifiestan.
A la vez que instan a las “conferencias episcopales a que recojan la historia, la mediten, la transmitan, dando gracias por los logros, los avances, los aciertos y también aprender de los errores, para no convertirnos en pueblos sin memoria, sin profecía y sin esperanza” (Papa Francisco, 30 de mayo 2016). “Es precisamente esta memoria la que nos impulsa a creer en la necesidad de tener proyectos de nación en nuestros países”, reafirman.
Finalmente, invitan a los fieles a ser “una iglesia fraterna, que carga sobre sí, el dolor del que sufre, a la vez que proclama con la fuerza del Espíritu Santo que está llamada a ser una Iglesia sanadora ante el que está herido en el camino de la vida”.
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