Damasco (Agencia Fides) - Siria, destrozada por diez años de conflicto, ahora está siendo aplastada por las garras mortales de la crisis económica y la pandemia. En este escenario, los cristianos de Damasco confían en la Providencia y se resisten al cierre de sus iglesias, marcado como una medida destinada a combatir el riesgo de contagio de coronavirus. Samir Nassar, arzobispo maronita de Damasco, lo explica con pesar en un mensaje titulado “Superar el miedo”, escrito de cara a la próxima Navidad y enviado a la Agencia Fides.
El arzobispo elige la expresión “rebelión” para describir la reacción de los cristianos de Damasco ante la perspectiva de cerrar los lugares de culto cristianos y suspender la celebración pública de los sacramentos. Ante el aumento de contagios por COVID-19, el arzobispo maronita explica que “los fieles se rebelaron contra el cierre de iglesias e insistieron en participar en la misa diaria”. Además, -añade monseñor Nassar-, durante las celebraciones eucarísticas, en lugar de seguir las instrucciones de los obispos y tomar la hostia consagrada en la mano, continuaron tomándola en la lengua, “como si desearan desafiar a la pandemia”.
En segundo plano, el contexto sirio descrito por el arzobispo Nassar es el de un pueblo martirizado y una nación casi aniquilada, donde el descenso de la violencia y los bombardeos ha dado paso a “una dura guerra económica”. El bloqueo global que ha durado diez años se ha visto exacerbado por el Caesar Act, la disposición estadounidense que penaliza con sanciones a las personas y estados involucrados en las relaciones económicas y comerciales con el gobierno de Damasco. El arzobispo describe las interminables colas frente a las panaderías y las gasolineras, la inflación galopante y los recursos económicos de muchos sirios que se han quedado bloqueados en los bancos libaneses desde octubre de 2019. La pandemia de coronavirus, -añade el prelado maronita-, ha aumentado el miedo y soledad de las familias, que se han quedado sin trabajo y sin recursos, ha golpeado duramente a los servicios médicos donde escasean los medicamentos y el personal de salud ya que muchos médicos y personal de enfermería se han marcado del país como consecuencia de la guerra.
La condición vivida por el pueblo sirio condiciona la dinámica pastoral de las comunidades eclesiales. La Iglesia maronita de Damasco está inmersa en un viaje sinodal que comenzó el 31 de mayo, domingo de Pentecostés, destinado a curar las heridas de todos y reunir en torno al Evangelio a los muchos bautizados cansados de tantos años de sufrimiento. “¿Seremos capaces de realizar este proyecto sinodal, de celebrar el perdón ante el Divino Niño?” Se pregunta el arzobispo Nassar, sin ofrecer respuestas, en la última línea de este mensaje navideño.
(GV) (Agencia Fides 26/11/2020).
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