Chiang Mai (Agencia Fides) - Las Iglesias cristianas de Asia, junto con otras organizaciones religiosas y movimientos de la sociedad civil, desempeñan un importante papel en la sensibilización sobre la crisis mundial del agua. Según cuanto afirmado en el seminario web “Reducción del acceso al agua potable en Asia: retos para la seguridad humana”, organizado recientemente por la Conferencia Cristiana de Asia (CCA), una red inter-confesional con sede en Tailandia, los fieles cristianos de Asia, de todas las confesiones, son conscientes de la necesidad de defender el derecho al agua para todos. Los expertos que han intervenido, han subrayado que es necesaria “una verdadera reforma y un gobierno democrático en el tema de la conservación y la contaminación del agua”, como ha afirmado Mathews George Chunakara, Secretario General de la CCA.
En Asia, los problemas del agua se han ido agudizando con consecuencias preocupantes. Las amenazas del cambio climático, la rápida urbanización y el desarrollo no planificado han puesto de relieve la falta de recursos hídricos del continente. En los últimos tiempos, la escasez de agua ha provocado la reducción de la producción de alimentos, el bloqueo de la cadena de suministro, la pérdida de tierras y medios de subsistencia, la migración a gran escala e incluso ha exacerbado las tensiones económicas y geopolíticas.
Chunakara también ha añadido: “El agua es la esencia de la vida y el agua limpia es esencial para mantener la vida y la salud. El derecho al agua no puede interpretarse desde una perspectiva abstracta, sino que debe enmarcarse dentro del ámbito de la seguridad humana. La seguridad humana se basa en estar libre de miedos y libre de necesidades básicas, y su interrelación con el derecho al agua es significativa y evidente”. “El derecho de acceso al agua, que implica agua suficiente, segura, asequible y accesible para el uso personal y doméstico, es una preocupación creciente hoy en día en varias zonas regionales de Asia”.
Como ha dicho por su parte Evariste Kouassi-Komlan, Asesor Regional de Agua, Saneamiento e Higiene (WASH) de la Oficina Regional de UNICEF para Asia Oriental y el Pacífico, existe una brecha entre las zonas urbanas y rurales en cuanto al acceso al agua: “La gestión de las aguas residuales es un embudo en el desarrollo sostenible de la región y esto tiene enormes repercusiones en la salud. También es un reto importante garantizar una mayor cantidad y calidad del agua en las zonas rurales, ya que los sistemas de aguas residuales disponibles en las zonas remotas son escasos”. El funcionario de UNICEF espera que se realice una gestión del agua desde un sistema revolucionario e interregional; la innovación para mejorar la eficiencia del uso del agua y su reutilización; una mayor disponibilidad de información de datos y el intercambio de recursos.
Ansye Sopacua, asesor técnico de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano (Undp) en Indonesia, ha destacado los problemas específicos que dificultan el acceso seguro y adecuado al agua en Asia. El experto ha articulado el derecho al agua en tres componentes: las necesidades individuales de agua es en media de 50 a 100 litros al día; las fuentes de agua deben estar a menos de 1.000 metros de la residencia; y el gasto de un hogar en agua no debe superar el tres por ciento de los ingresos. La falta de infraestructuras fiables, la falta de fondos y financiación y los problemas de mala gestión financiera contribuyeron a reducir el acceso al agua potable.
A veces, el agua está disponible pero no es segura (debido a la contaminación química o a la alta salinidad) o es inasequible (especialmente porque los pobres tienen que comprar agua todos los días, dado el limitado acceso a los sistemas municipales de agua y a las subvenciones asociadas).
Kongmeng Ly, responsable de la calidad del agua de la Comisión del Río Mekong (MRC), un organismo intergubernamental de la región del Mekong en el sudeste asiático, ha ofrecido ejemplos de cooperación transfronteriza en materia de recursos hídricos compartidos. Los países miembros de la cuenca del Bajo Mekong han establecido conjuntamente muchos procedimientos sobre el uso del agua y la protección de los recursos del río, como la cooperación en el control de la calidad del agua. La Comisión proporciona evaluaciones mensuales de la calidad y cantidad del agua, que han ayudado a orientar los proyectos de desarrollo en toda la cuenca.
David Das, representante de Asia en el Grupo Internacional de Referencia de la Red Ecuménica del Agua, auspiciado por el Consejo Mundial de Iglesias, ha señalado: “El agua se ha convertido en una mercancía tan compleja como el oro y el petróleo. Las iglesias deben dar prioridad a los programas urgentes y pertinentes y trabajar con diversos grupos de la sociedad civil para lograr una solución a la crisis del agua. Corresponde a los grupos religiosos responder a varias preguntas urgentes sobre la sostenibilidad de nuestros estilos de vida actuales para el futuro.
El CCA ha animado a todas las comunidades a trabajar por el bienestar y la prosperidad de la creación de Dios comprometiéndose en una misión profética, defendiendo con valentía el derecho al agua. Además se ha dicho que las iglesias asiáticas están llamadas a dar un testimonio profético en la lucha por la igualdad y la justicia.
Entre las iniciativas concretas sugeridas a las Iglesias de Asia está la de desarrollar planes de estudio específicos en una “Escuela dominical sobre el agua y el cuidado de la creación”, haciendo hincapié en las perspectivas bíblico-teológicas sobre la importancia de la conservación del agua. Las iglesias, al disponer de amplias redes de personas, pueden ayudar a difundir información sobre la importancia del agua y sus vínculos con la dignidad humana.
(SD-PA) (Agencia Fides 7/4/2021)
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