Por: Luis Javier Moxó (corresponsal en España)
(ZENIT Noticias / Madrid, 18.11.2021).- El conocido cineasta católico Juan Manuel Cotelo nos presenta en esta entrevista su nueva cinta titulada “Tengamos la fiesta en paz”. Y aprovechando el tema familiar de la cinta hemos querido hacerle también otras preguntas relacionadas con el matrimonio, los hijos y… la familia.
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Pregunta: ¿Cuál ha sido el origen de esta película, la idea primera o del guión de la misma y tu intención comunicativa? ¿Cuál ha sido el sello distintivo que habéis querido que tuviera, frente al resto de películas más o menos comerciales sobre esta temática? ¿Se hacen hoy en día pocas películas de temática familiar?
Respuesta: TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ surge de una intuición fuerte que surgió de golpe, sin previsión. La convicción de que era urgente defender y promover la unidad familiar, pues más vale tarde que nunca.
La familia ha sido vapuleada desde muchos frentes y los resultados son tremendos, a nivel individual y social. Pero no tenemos derecho a tirar la toalla, sería una grave negligencia. Quejarse no sirve de nada, ni limitarse a detectar el origen de la crisis. Hemos de actuar, al servicio de las familias, lo cual es un servicio grande a toda la sociedad. Porque una sociedad sin familias no es una sociedad sana. Una sociedad formada por individuos desvinculados, autónomos, independientes, que no crecen en equipo sino como jugadores aislados, es una sociedad dura, competitiva, cruel. Defender la unidad familiar es apostar por una sociedad más afable y segura, más fuerte.
Pregunta: El título de esta comedia familiar, «Tengamos la fiesta en paz», puede indicar una tensión de crecimiento y maduración, donde los hijos «hacen» a los padres y los padres «se van haciendo» con los hijos, sobre todo en una etapa en la que éstos últimos son más pequeños o los padres son más jóvenes, ¿es así? ¿O se trata de una aventura apasionante que dura toda la vida?
Respuesta: La fortaleza y unidad de una familia no se logra con un deseo vago, como si se tratara de un sueño o de un premio de lotería que podría tocarnos. La unidad familiar es una tarea exigente y preciosa, diaria, que requiere espíritu de servicio por parte de todas las personas de una familia. En este equipo importan los padres, en primer lugar, como líderes naturales de cada familia. Si los padres no ejercemos nuestra primera obligación, que es la de educar a nuestros hijos y servirles, cometemos una negligencia gravísima, que daña el crecimiento de los hijos. Y esa educación se desempeña durante las 24 horas del día, no sólo con palabras, sino sobre todo con el ejemplo.
Muchos padres se han declarado en huelga indefinida como educadores de sus propios hijos y han delegado esa misión en los colegios, en los poderes públicos, en el teléfono móvil, en la televisión… por pereza. Y los hijos, lógicamente, también se han desentendido de construir la unidad familiar, siguiendo el ejemplo de sus padres.
Pregunta: ¿Cómo se puede vivir la vocación matrimonial y familiar en medio de un ambiente social en el que muchas veces se respira tanta ideología en contra y que no está precisamente a favor de la vida, la madurez afectiva, el respeto y la educación moral sana?
Respuesta: Quien tome las decisiones para su propia vida o para su familia, en función de las modas o las ideologías dominantes, será siempre un esclavo, una marioneta sin personalidad. Cada persona, en su hogar, ha de pararse a pensar con independencia en qué modelo de vida desea fomentar en sus hijos. Y a partir de eso, tomar decisiones concretas sobre lo que se hace o se deja de hacer en casa. Sin importar lo que piensen, digan o hagan los demás. Esto requiere fortaleza y amor. Para defender a los propios hijos de ataques sutiles que van a llegarles desde muchas direcciones. Sin esa vigilancia amorosa, los hijos quedan en manos de cualquiera que les ofrezca un caramelo envenenado, a través de los medios de comunicación o en su propia escuela, al dictado de los poderes públicos.
Pregunta: ¿De quién depende que haya buen humor, paz, amor y armonía en la familia, sobre todo en matrimonios y familias de mediana edad, con hijos entre 20-30 años donde la libertad o independencia es para estos últimos casi un absoluto? Porque hay hijos e hijos, padres y padres… ¿Es cuestión de compartir valores, fe, ideales a partir de las cuales vivir y revivir la familia? ¿Cómo comprometerse a construir (o reconstruir) día a día relaciones más amables, dialogantes, esperanzadas, solidarias, entrañables…?
Respuesta: Esta respuesta daría para toda una enciclopedia. Pero todo se resume en una sola palabra: servicio. Cuando la dinámica en un hogar es el servicio mutuo, alejado de cualquier espíritu de competencia, la unidad familiar está garantizada. Y el espíritu de servicio tiene incontables manifestaciones diarias. A veces se sirve hablando, y a veces cerrando la boca. A veces se sirve actuando a toda prisa y otras veces esperando a más adelante para actuar. La persona servicial puede cometer errores, pero lo normal es que acierte en el trato con los demás.
Pregunta: ¿Dónde podemos consultar las salas de proyección de la película? ¿Qué tal va la campaña de crowfunding en cuanto a la difusión se refiere? ¿De qué maneras podemos ayudar a la misma?
Respuesta: A través del enlace https://www.tengamoslafiestaenpaz.com/pidela cualquier persona, desde cualquier lugar del mundo, puede solicitar el estreno de TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ en su sala preferida de su ciudad. Es una herramienta muy útil, pues nos sirve para informar a los diferentes exhibidores sobre la demanda concreta y real que recibimos, para que la película se proyecte en su sala. Y saben que no les engañamos. Si les pedimos sala, es porque sabemos que hay personas que irán a verla en su cine. Gracias a esta ayuda de los propios espectadores, hemos logrado estrenar nuestras películas anteriores en 39 países.
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