(ZENIT Noticias, 02.02.2021).- La cercanía entre dos fechas especialmente queridas no sólo por creyentes católicos sino, en general, por millones de personas, es el 1 y 2 de noviembre. Es el calendario litúrgico de la Iglesia católica el que determina dos de los días más relevantes para la conmemoración de quienes han experimentado el luto por un ser querido y también para quienes unas fechas como estas les lleva a pensar en la fugacidad del tiempo y les abre a la reflexión sobre la eternidad.
Sin embargo, en términos generales, el 1 y 2 de noviembre quedan asociados al concepto genérico de “muertos”. En parte debido a que en diferentes culturas se asocia a ellos esas fechas. Pero, ¿es igual día de todos los santos y día de los fieles difuntos?
La solemnidad de “todos los santos” es la celebración de la memoria de todos los santos canonizados por la Iglesia católica, es decir, reconocidos oficialmente como quienes ya están en el cielo y por tanto pueden interceder por quienes aún nos encontramos en la tierra. Pero dado que hay muchas más personas en el cielo, cuyos nombres son desconocidos para nosotros, la Iglesia destina otro día a esos “santos anónimos”: anónimos para nosotros pero perfectamente conocidos para Dios.
Es por eso que la esperanza (y deseo) de que los seres queridos que se nos han adelantado al encuentro de Dios estén en esta segunda categoría lo que nos mueve a denominar “día de los muertos” especialmente al 2 de noviembre.
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