Niamey (Agencia Fides) – “Los católicos que han huido de la zona de Dolbel, corazón de la Iglesia católica de Níger, son por ahora un centenar. Se espera que el número aumente en estos días debido a la matanza de algunas personas y a las amenazas de los grupos terroristas armados”, dice desde Niamey a la Agencia Fides el P. Mauro Armanino, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA).
“Tras el asalto, el día de la conclusión de la fiesta del Ramadán, en la aldea de Fantio (véase Fides 14/5/2021), el miedo a otros ataques contra la comunidad cristiana, ha llevado a la gente a huir de las aldeas y a refugiarse en la capital, Niamey”, dice el P. Armanino. Según el misionero, esta violencia responde a una estrategia precisa que perjudica no sólo a los cristianos, sino a todas las poblaciones de las zonas amenazadas por los yihadistas. “Los cristianos no son los únicos que huyen de la zona, también otros están gravemente amenazados por la violencia de los grupos armados”, explica. “La política de hacer 'tierra quemada' entorno, tras cobrar impuestos, robar ganado y sacrificar a varios líderes tradicionales por ser sospechosos de connivencia con las autoridades estatales, parece responder bien al proyecto de estos grupos, afiliados al Estado Islámico o a Al Qaeda. Miles de personas han buscado refugio en Tillabery, situada a un centenar de kilómetros de Niamey”.
“La peculiaridad de la composición del grupo de católicos de Dolbel está en que se trata de la primera comunidad católica nacida en el país. De hecho, el primer bautizado, Antoine Abdouramane, era un soldado del ejército francés que llegó, tras su licenciamiento, a la misión católica de Niamey para invitar a los misioneros a abrir una misión en su pueblo natal. Su tumba se encuentra en Dolbel y es un lugar de “peregrinación” para los cristianos que encuentran en Antoine un ejemplo de valentía y dedicación a la Iglesia católica”, explica el P. Armanino.
“El hecho de que la pequeña comunidad católica, compuesta por miembros del grupo Songhay, haya optado por marcharse por razones de seguridad, es un signo que hace reflexionar a toda la comunidad diocesana y civil”, afirma el misionero. “Aunque durante algún tiempo la parroquia en cuestión no tuvo sacerdote residente (herido de bala mientras estaba en el presbiterio), la vida de la comunidad continuó gracias a los laicos presentes en el territorio de la parroquia. Ahora, por las razones mencionadas, incluso los laicos comprometidos y las familias, se han visto obligados a huir”. “Un golpe en el corazón de la frágil Iglesia de la Archidiócesis de Niamey. La zona de Gourmanché, con un buen número de católicos, donde el padre Pierluigi Maccalli fue secuestrado y luego liberado, y la zona de Songhay se encuentran en un momento de persecución. No muy lejos de la capital, Niamey”, concluye el padre Armanino.
(M.A.) (L.M.) (Agencia Fides 18/5/2021)
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