Por: Elizabeth Owens
Era el 17 de agosto de 1845 cuando ordenaban sacerdote católico al primer coreano en la historia: Andrea Kim Dae-geon. Desde entonces han transcurrido 176 años hasta llegar al 22 de febrero de 2021 en que fue ordenado el último sacerdote coreano incluido en un reciente estudio: Yoon Hong-min.
Han pasado los años y hoy Corea cuenta con casi 6 millones de católicos (el 11,2% de la población). Entre aquel primer sacerdote y el más reciente hay un total de 6,705 sacerdotes coreanos de por medio, ya sea nativos -la inmensa mayoría- o naturalizados -muy pocos-. Es cuanto emerge del “Directorio de Sacerdotes de la Iglesia Católica Coreana (2021)” publicado en la web de la Conferencia de Obispos Católicos de Corea del Sur. Los datos están actualizados al 1 de marzo de 2021.
No es menos impresionante que de ese total, 5,515 siguen activos, apenas 645 han fallecido y 545 se hayan secularizado. En Corea hay apenas 123 sacerdotes no coreanos, lo que refleja no sólo una buena salud vocacional nativa sino también una mejor atención pastoral pues en Corea habría una media de 1 sacerdote por cada 1,069 católicos.
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