Caracas (Agencia Fides) –Los religiosos y religiosas de Venezuela, reunidos en la Asamblea Extraordinaria de Conver (Conferencia venezolana de religiosas y religiosos), quisieron dirigir “un mensaje de fe, esperanza y solidaridad a todos los hombres y mujeres, hijos amados de Dios, que viven en nuestro país, y a todos nuestros hermanos y hermanas que están en la diáspora”. Los Superiores y Superioras Mayores de Órdenes, Congregaciones, Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica de Venezuela, Delegaciones y Comisiones, se reunieron el 21 de noviembre, fiesta de la Presentación de la Virgen María, para reflexionar sobre el tema “Amor misericordioso hacia el prójimo”.
En el mensaje enviado a la Agencia Fides, los religiosos recuerdan que “el Amor Misericordioso nos ha llevado a dar la vida en diferentes lugares de esta Tierra de Gracia, en las periferias geográficas y existenciales, a través de un apostolado que nos acerca al mundo del dolor y del sufrimiento, en una entrega generosa a todos sin distinción de raza, credo, condición social o pensamiento político”. Los religiosos son, por tanto, testigos de la solidaridad hacia la gran mayoría del pueblo venezolano, que “sufre las consecuencias de la mala gestión de las políticas sociales”, y entre estas mencionan el hambre, la desnutrición, la miseria, la pobreza, la represión, la persecución a quien discrepa, el salario bajísimo, la falta de medicinas, la inflación galopante, los abusos de autoridad, la corrupción, la escasez severa de gasolina, gas, agua, luz, el maltrato a los ancianos. A esto se suman las calamidades naturales que han afectado especialmente a los hermanos más pobres.
“El régimen político imperante sigue aniquilando las libertades individuales y sociales, quiere hacer de todo y no hace nada para solucionar muchos problemas. Se erige en amo de todo e ineficaz en todo, llevando al país a una debacle sin límites. Nuestro país cae en la tentación de la desesperación ante esta dolorosa situación, pensando que Dios está lejos, en silencio y escondido, pero, ¡no, hermanos y hermanas! sigue siendo Emmanuel, Dios con nosotros, quien actúa en su pueblo, y lo vemos en el despertar de innumerables gestos de solidaridad”, dicen los religiosos que se acercan a quienes sufren las consecuencias de la pandemia de coronavirus, rezan por los fallecidos y sus familiares en duelo, y dan las gracias a los médicos y al personal sanitario su dedicación.
Por eso reafirman su compromiso de hacer de cada comunidad un “hospital de campaña”, seguir proclamando el Reino de Dios, atender a los más vulnerables, mostrar el rostro misericordioso de Cristo en comunión con todos los servicios eclesiales en el campo de la salud, la educación y la alimentación, promover la cooperación con las organizaciones humanitarias, hacer un trabajo conjunto con los laicos en la misión humanitaria, en una realidad material difícil y contradictoria que plantea muchos desafíos, fortalecer la pastoral en el ámbito educativo, acompañando al profesorado en la reivindicación de sus derechos laborales.
“Incluso en medio de la adversidad, el Señor nos da motivos para alegrarnos, mostrándonos que su Amor sigue fluyendo abundantemente al escuchar nuestras oraciones”, concluyen los religiosos, recordando la próxima beatificación del médico de los pobres, el venerable José Gregorio Hernández, “un testimonio de dedicación y servicio hacia los venezolanos y, sobre todo, para nosotros los consagrados. Venezuela sigue siendo una tierra bendecida de santidad”.
(SL) (Agencia Fides 24/11/2020)
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