Bata (Agencia Fides) – “El domingo 7 de marzo, alrededor de las 13, oímos un fuerte ruido, como si la casa estuviera temblando. A los pocos minutos, otro fuerte ruido, que provocó el estallido de las puertas y ventanas del hotel que tenemos justo enfrente. Empezamos a recibir llamadas y mensajes diciéndonos lo que había pasado: una explosión en el cuartel militar de Nkoantoma, que está a unos 6 kilómetros de donde vivimos”. Este es el testimonio de las religiosas de la Comunidad de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana que trabajan en Bata, capital económica y ciudad más poblada de Guinea Ecuatorial, donde el 7 de marzo al menos cinco grandes explosiones en la zona del cuartel de Nkuantoma destruyeron la mayor parte de los edificios de las instalaciones militares y las casas cercanas (véase Fides 8/3/2021).
Las hermanas actuaron inmediatamente para rescatar a las víctimas. “En menos de dos horas, y sin saber exactamente qué estaba pasando, nos dirigimos al Hospital General ya que nos informaron de que llevaban allí a los heridos. Cargamos nuestro coche con suministros médicos y ofrecimos todo nuestro apoyo”. A lo largo de esta difícil situación, hemos visto la rápida respuesta de apoyo y solidaridad de la población. Unos 200 trabajadores sanitarios acudieron a ese hospital, entre voluntarios, enfermeras, médicos, estudiantes de medicina... todo para afrontar algo que no entendíamos”.
“Las parroquias y colegios católicos han puesto a disposición sus instalaciones para acoger a decenas de familias que se han quedado sin hogar. Y nosotros, como centro de salud, seguimos atendiendo a decenas de personas con contusiones y secuelas físicas y psicológicas”, dicen las religiosas.
“Estamos viviendo algo peor que una película de terror. El colegio de los salesianos está situado a 2,5 kilómetros del lugar de las explosiones y no sufrimos grandes daños, pero todo tembló e incluso yo sale en el aire por la onda expansiva”, dice el padre Francisco Moro, salesiano, director del Instituto Español de los Salesianos en Bata. Han pasado dos semanas desde la tragedia, que según el balance oficial ha causado 107 muertos y más de 600 civiles heridos, y el centro educativo salesiano ha acogido a más de 100 personas en sus instalaciones, la mayoría mujeres y menores. Otras 200 personas acuden cada día a comer o cenar, y otro gran grupo de 200 reciben ayuda en los barrios donde han sido reubicados como desplazados. “Necesitamos ayuda para poder seguir atendiéndolos, porque muchos otros vienen a comer aquí por las consecuencias de la pandemia”, concluye el director del colegio salesiano.
(L.M.) (Agencia Fides 25/3/2021)
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