La esperanza cristiana nos asegura que tenemos un Padre que llora y se apiada de sus hijos, dijo el Papa

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

“Frente a tanto sufrimiento en el mundo, a tantos niños que sufren por la guerra, al llanto de las madres, a los sueños rotos de tantos jóvenes, a las penurias de tantos refugiados, la esperanza cristiana nos asegura que tenemos un Padre que llora y se apiada de sus hijos, que nos espera para consolarnos, porque conoce nuestros sufrimientos y ha preparado para nosotros un futuro distinto”, expresó Francisco en la catequesis número 31 sobre la esperanza cristiana el 23 de agosto de 2017, que tituló: La novedad de la esperanza cristiana, inspirado en el libro del Apocalípsis 21, 5: “He aquí que yo hago nuevas todas las cosas”.

Francisco explicó que la Biblia nos muestra que el camino del creyente tiene una meta y un sentido. “Es la Jerusalén del Cielo, donde Dios nos espera lleno de ternura para enjugar nuestras lágrimas y darnos descanso en nuestras luchas y fatigas” y que “la esperanza nos lleva a creer con firmeza que la muerte y el odio no tienen la última palabra sobre la vida humana. Que el mal al final será eliminado como la cizaña del campo. Y, sobre todo, nos da a Jesucristo que nos acompaña y consuela en nuestro camino”.

Finalmente el Obispo de Roma exhortó a rogar a la Virgen María “que aún en medio de las dificultades y oscuridades de la vida mantengamos encendida la luz de la esperanza, la certeza de que Dios es nuestro Padre y nunca nos abandona”.