Bangui (Agencia Fides) - “La división exacerbada de la clase política y la falta de patriotismo han dejado al país a merced de depredadores y mercenarios de todo tipo, subvencionados con armas y equipos. La guerra que nos ha sido impuesta tiene como objetivo destruir las profundas aspiraciones del pueblo centroafricano, cansado y decepcionado por interminables cálculos, conflictos y divisiones políticas”, denuncian los obispos de la República Centroafricana en un mensaje recibido en la Agencia Fides.
La confirmación ayer, 18 de enero, de la victoria del presidente Faustin-Archange Touadéra, en las elecciones del 27 de diciembre por la Corte Constitucional, no resuelve la fragilidad de un voto donde solo el 35% de los votantes pudo expresar su preferencia. De hecho, el control de grandes áreas por parte de los grupos rebeldes ha impedido a la mayoría de los centroafricanos acudir a las urnas, mientras que la capital, Bangui, sufrió el asalto de una coalición rebelde (véase Fides 13 y 14 de enero de 2021).
Los obispos dicen estar “consternados” por el aumento de los saqueos y la destrucción de los locales administrativos que acababan de ser restaurados. “La miseria del pueblo centroafricano es indescriptible, las poblaciones, en constante huida, se ven obligadas a refugiarse en condiciones inhumanas en el monte y los niños aún no han terminado su educación tras un mal año por la pandemia Covid-19”.
“Les decimos a los políticos y grupos armados que la República Centroafricana no es propiedad de ningún individuo, clan o grupo de interés. Llevamos ocho años viviendo una crisis político-militar”, escriben los obispos, que renuevan la llamada al diálogo: “Se han concluido varias propuestas para salir de la crisis, a través de varios acuerdos, pero estamos bloqueados”. “Pedimos un diálogo sincero y franco, fraterno y constructivo, para encontrar una paz justa y duradera, rechazando el odio, la violencia y el espíritu de venganza. Dejemos de hacernos daño colectivamente. Dejemos de crear divisiones contrarias al espíritu de nuestro lema. Dejemos de hacer que una minoría se beneficie de la riqueza de nuestro país según su afiliación política o afinidad tribal. Dejemos de destruirnos a nosotros mismos. Nuestro país ha sufrido demasiadas tramas externas con complicidad local. No olvidemos el lema ‘Reunirse es un comienzo, mantenerse juntos es progreso, trabajar juntos garantiza el éxito’. Unámonos para siempre para salvar a nuestra nación”, concluyen los obispos.
Mientras tanto, Bangassou, la ciudad tomada por los rebeldes a principios de enero, ha sido liberada. Su Exc. Mons. Juan José Aguirre Muñoz, obispo de Bangassou, anunció la llegada, el 14 de enero, de un batallón de 150 soldados ruandeses de la MINUSCA (Misión de la ONU en África Central), que han puesto al seguro la ciudad. En los últimos días, los sacerdotes de la diócesis han distribuido ropa a más de 100 personas, así como aceite, garbanzos y lentejas y latas de atún. Antes de irse, los rebeldes saquearon tiendas y hogares, al igual que la misión Niakari, a 18 km de Bangassou.
Dos cascos azules perdieron la vida ayer, 18 de enero, en una emboscada rebelde a 17 km de la ciudad
(L.M.) (Agencia Fides 19/1/2021)
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