Nur Sultan (Agenzia Fides) - “Tras la dimisión de Nursultan Nazarbayev, se pensó que Kazajistán podría abrirse a algunas tímidas concesiones democráticas en el frente político y económico, replicando lo que podría llamarse 'el modelo uzbeko'. Pero no ha sido así. La dimisión de Nazarbayev ha despertado la opinión pública y ha propiciado un mayor empuje desde abajo: se observa que, en algunos estratos de la población, especialmente entre los más jóvenes, comienza a extenderse un fuerte descontento hacia la política. Ha crecido la conciencia de que el régimen puede ser criticado a través de formas de disensión simbólica y mediática, y el espectro de las protestas se ha ampliado. Sin embargo, el enfoque de las autoridades ha seguido siendo el mismo, también porque el legado del régimen autoritario de Nazarbayev y su influencia siguen siendo muy fuertes. En esta situación sea llegado a las elecciones parlamentarias del 10 de enero, en un clima de represión generalizada contra todas las formas de oposición”. Este es el análisis que ha realizado a la Agencia Fides Davide Cancarini, investigador y experto en política de Asia Central, sobre las elecciones al Parlamento kazajo, caracterizadas por fuertes tensiones debido a la ausencia de partidos de oposición en las listas.
La votación del 10 de enero no ha sido ninguna sorpresa: ayer, 11 de enero, la Comisión Electoral Central declaró la contundente victoria (con el 71% de los votos) del partido 'Nur Otan', liderado por el ex presidente Nazarbayev. Kassym-Jomart Tokayev, su sucesor, elogió la votación del domingo como “otro paso en el desarrollo democrático del país”.
Mientras tanto, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha declarado que “una campaña electoral no competitiva y las limitaciones sistémicas de las libertades fundamentales garantizadas por la constitución han privado a los votantes de hacer una elección genuina”. Durante el día de las elecciones, se informó de la detención de varios manifestantes en Almaty y la capital, Nur-Sultan, y se impidió que algunas organizaciones no gubernamentales siguieran el proceso de votación.
La libertad de expresión sigue siendo un punto crítico para la república de Kazajistán, que en 2020 ocupó el lugar 157 de 180 países en el ranking anual de libertad de prensa de “Reporteros sin Fronteras”. Por otro lado, sí que sigue garantizada la libertad de culto, que durante años representó el buque insignia de la política de Nazarbayev y que fue perpetuada por su sucesor Tokayev: esta forma parte de la cuidadosa política de control de las religiones, encaminada a reprimir el posible nacimiento o las acciones de grupos radicales islámicos violentos.
Según datos oficiales proporcionados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Kazajstán, de los más de 17 millones de habitantes del país, alrededor del 26% son cristianos y el 1% de ellos son católicos.
(LF-PA) (Agencia Fides 12/1/2021)
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