Catequesis del Papa: La Cuaresma camino de esperanza

(RV).-  Con la lectura de un pasaje del libro del Éxodo, en el que el Señor dice a Moisés que viendo la opresión de su pueblo y conociendo sus sufrimientos decide librarlo del poder de los egipcios para conducirlos a una tierra fértil y espaciosa, el Papa Francisco dedicó su catequesis del 1º de marzo  – Miércoles de Cenizas en que comienza el nuevo Tiempo litúrgico – a la Cuaresma como camino de esperanza.

Hablando en italiano el Santo Padre recordó que, en efecto, esta perspectiva es evidente si pensamos que la Cuaresma fue instituida en la Iglesia como tiempo de preparación a la Pascua, en que el Señor nos llama a salir de nuestras tinieblas para que nos pongamos en camino hacia Él, que es la Luz.

Y explicó que la Cuaresma es un período de penitencia y también de mortificación, cuya finalidad es hacernos resurgir con Cristo renovando nuestra identidad bautismal, es decir, renacer nuevamente “de lo  alto”, del amor de Dios. Por esta razón – dijo el Papa – la Cuaresma es, por su naturaleza, un tiempo de esperanza.

Para comprender mejor lo que esto significa el Pontífice se refirió a las vicisitudes de los israelitas que, con la ayuda del Señor, terminan con su condición de esclavitud, tal como lo relata el Antiguo Testamento. Y afirmó que cada paso que damos, toda fatiga o prueba que experimentamos, al igual que toda caída, todo esto sólo tiene sentido dentro del designio de salvación de Dios, que quiere para su pueblo la vida y no la muerte; la alegría y no el dolor.

Después de afirmar que la Pascua de Jesús es su éxodo, con el que Él ha abierto la vía para llegar a la vida plena y eterna y para lo cual tuvo que despojarse de su gloria y humillarse, haciéndose obediente hasta la muerte en la cruz, el Obispo de Roma dijo que la Cuaresma vive de esta dinámica. Es decir, que Cristo nos precede con su éxodo, a la vez que nosotros atravesamos el desierto gracias a Él y detrás de Él, ya que Él fue tentado por nosotros y ha vencido al tentador por nosotros.

Naturalmente, el Sucesor de Pedro afirmó que también nosotros debemos afrontar con Él las tentaciones y superarlas. Por eso Cristo nos da el agua viva de su Espíritu, mientras a nosotros nos corresponde tomar de su fuente a través de los Sacramentos, la oración y la adoración. Y concluyó su catequesis diciendo que la Cuaresma es, en este sentido, “signo sacramental de nuestra conversión”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).


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