Bangkok (Agencia Fides) - Tailandia tiene una concentración muy alta de trabajo femenino con más del 47% de la población activa total. Sin embargo, el trato reservado a las mujeres es injusto y discriminatorio: se les paga menos que a los hombres y se les somete a los trabajos más pesados e inciertos, relegadas a menudo a la informalidad, si no a la ilegalidad. Esta es la denuncia de Focsiv (Federación de Organismos Cristianos de Servicio Internacional Voluntario) y Caritas Italiana que, en la campaña “Danos hoy nuestro pan de cada día”, dedican un espacio importante a las cuestiones de género sobre todo porque -afirman- la pandemia “está anulando los derechos” y la dignidad de la mujer”.
La historia de Pi Toi, una tailandesa que trabaja en una plantación de caucho, es un claro ejemplo: “Solo cuando dos bidones estén llenos y el caucho líquido sea depositado en el tanque, que el dueño vacía cada tres días, Pi Toi podrá caminar los cuatro kilómetros que la separan de casa para recibir a Jirawat y Gamon que regresan de la escuela, preparar el almuerzo, esperar a que su esposo regrese, asegurarse que las gallinas estén atendidas, el cerdo alimentado... y aún así lavar los uniformes de los niños, conseguir agua, pensar en la cena y visitar a la madre anciana”. Según cuenta Beppe Pedron, que trabaja en el marco de la Campaña impulsada por Caritas y Focsiv, Pi Toi se gana el pan de cada día para su familia con gran fatiga.
Su historia sirve para hacer un balance de la condición de las mujeres en Asia y en el mundo ahora agravado por la pandemia: ya antes, el 94% de los hombres entre 25 y 54 años tenían trabajo frente al 63% de las mujeres del mismo grupo de edad y estas últimas todavía recibían un salario más bajo que el de sus colegas, escriben Caritas y Focsiv en una recopilación de datos sobre la condición de las mujeres. En el sur de Asia, continúan las dos redes, más del 80% de las mujeres, el 74% en África subsahariana y el 54% en América Latina, trabajan en ocupaciones informales sin ninguna protección y con un salario mínimo. Además, la violencia de género ha aumentado debido a los límites a la movilidad y al aislamiento social.
“Muchas mujeres - escribe Andrea Stocchiero sobre la campaña ‘Cerremos la brecha’ de la que Focsiv forma parte - se ven obligadas a encerrarse en casa con sus abusadores al mismo tiempo que los servicios de apoyo están sufriendo o son inaccesibles. 243 millones de mujeres sufrieron abusos en 2019, y se estima que este número ha aumentado debido a la pandemia. “Todo este impacto - concluye Stocchiero -, se amplifica aún más en contextos de fragilidad, conflicto y emergencias, especialmente en países empobrecidos, donde la cohesión social ya está socavada y las capacidades institucionales y los servicios públicos y sociales son limitados”.
Cabe agregar que, en la zona del sudeste asiático, Tailandia representa, a pesar de todo, un ejemplo virtuoso frente a muchos otros estados vecinos. “En el mercado laboral tailandés, el 32% de los puestos de dirección y gestión están ocupados por mujeres y solo el 5% de las empresas medianas no tienen mujeres en puestos de dirección, una mejora notable con respecto al 19% del año pasado. Para confirmarlo - Focsiv documenta - el 24% de las mujeres también ocupan los puestos más altos de CEO en las grandes empresas, por encima de la media mundial que es del 20% y la media asiática que es del 13%”.
(EG-PA) (Agencia Fides 13/1/2021)
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