ASIA/TAILANDIA - Los misioneros javerianos desde hace 10 años al servicio de los pobres y los últimos “dando testimonio del Evangelio de Jesús”

Bangkok (Agencia Fides) – “Todo empezó en 2007 cuando, durante el Capítulo General, se decidió abrir una nueva presencia misionera en Asia. En tiempos de crisis, marcados por el declive de las vocaciones, por el envejecimiento del personal y la difícil situación de algunas misiones, fue un signo de esperanza para todo el instituto, llamado a volver a partir y reposicionarse, en un nuevo contexto mundial y eclesial. De ahí la elección de Tailandia, donde llegaron los dos primeros javerianos en enero de 2012”. Así lo relata el padre Alex Brai, misionero javeriano, en una entrevista con la Agencia Fides, hablando de cómo los hijos espirituales de San Guido Maria Conforti han dado sus primeros pasos en el país asiático. “Como todos los comienzos - dice el padre Alex - el nuestro también estuvo lleno de esperanza y confianza, pero al mismo tiempo plagado de dificultades: los dos primeros años los dedicamos exclusivamente al estudio del idioma, asistiendo a cursos en escuelas específicas para extranjeros haciendo ejercicio constante para pronunciar sonidos completamente ausentes en nuestro alfabeto. Otra realidad con la que tuvimos que enfrentarnos - prosigue - fue el budismo: en Tailandia es un fenómeno cultural, antes que una religión. Aquí, en cada casa, en cada espacio público, en las calles, así como en los numerosos templos, abundan las referencias explícitas al budismo”. El misionero observa: “Este es un aspecto fascinante para nosotros, pero también un desafío para poder adentrarnos en un mundo tan diferente, con visiones y mentalidades inusuales, sin dejarnos llevar por prejuicios culturales y religiosos”.
Y es sobre todo entre los más necesitados y no cristianos que los misioneros javerianos han optado por dar testimonio del Evangelio de Jesús en Tailandia: “Fieles al carisma de nuestro instituto estamos involucrados en el trabajo de evangelización entre los pueblos del norte, en la frontera con Myanmar - explica el padre Brai -. Comenzamos nuestra presencia con unas setenta familias católicas. Además de gestionar la vida de esta pequeña comunidad cristiana, tomamos contacto con los pueblos de los alrededores donde no había presencia cristiana. A través de nuestra ayuda en las escuelas, de las visitas a los enfermos, de algunas actividades dirigidas a los niños, especialmente en los pueblos más pobres, vamos conociendo la realidad y dándonos a conocer”.
En Bangkok, los religiosos trabajan en los barrios marginales: “También aquí nos ha empujado la caridad de Cristo - informa el padre Alex - para acercarnos a los pobres, a los más pequeños, a los excluidos. Todos los días visitamos a enfermos, ancianos, niños con dificultades, sin familiares y sin alguien que los cuide”.
“A diez años de distancia de nuestra llegada a Tailandia - concluye el religioso - los nudos por resolver aún son muchos y los desafíos por afrontar también: con nuestras humildes posibilidades, pero con la ayuda de Dios, estamos seguros de que nuestra presencia, el compartir con sencillez y nuestra cercanía fraterna son la base para construir un futuro mejor”.
(ES) (Agencia Fides 1/3/2021)


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