(zenit – 12 nov. 2020).- La IV Jornada Mundial de los Pobres se celebra el próximo domingo 15 de noviembre de 2020, y en esta ocasión el Papa Francisco celebrará una Misa a las 10 en la basílica de San Pedro.
Un día mundial bajo el signo de la pandemia, que se refleja tanto en las restricciones sanitarias como en el aumento de la pobreza, lo que hace aún más indispensable la movilización a nivel mundial.
Restricciones sanitarias
Mons. Rino Fisichella presentó en el Vaticano, este jueves 12 de noviembre, las iniciativas de esta nueva edición, que estará marcada por las circunstancias sanitarias: debido a la pandemia, solo un centenar de personas que representan a los “pobres del mundo” estarán presentes en la Misa del Papa.
También a causa de la pandemia, el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización destacó dos iniciativas concretas. La primera: se están ofreciendo unas 50 pruebas de COVID- 19 gratuitas a los más necesitados que las precisan, por ejemplo, para acceder a los dormitorios o para regresar a sus países.
La segunda iniciativa anti-coronavirus se refiere a los jóvenes: se distribuirán 350.000 mascarillas a 15.000 jóvenes que asisten a la escuela en los difíciles suburbios de Roma, no solo para aligerar los presupuestos de las familias, sino sobre todo para concienciar a los jóvenes de los peligros del virus, que tienden a subestimarlos, remarcó Mons. Fisichella.
En los países donde las restricciones sanitarias no permiten las reuniones, Mons. Fisichella citó la iniciativa promovida por el arzobispo de Quebec (Canadá), el cardenal Gérald Lacroix: las familias católicas podrán celebrar el Día Mundial de los Pobres de 2020 invitando a una persona necesitada a almorzar.
En el sitio web del Consejo Pontificio se puede consultar en francés un folleto (en francés) para ayudar en las celebraciones y fomentar las iniciativas, que se puede descargar gratuitamente. Está dirigido a los sacerdotes para ayudarles a animar y celebrar este Día Mundial, explicó Mons. Fisichella, pero también a las personas que participan en iniciativas de solidaridad y a los capellanes de las cárceles, por ejemplo.
Tender la mano a los pobres
Mons. Fisichella recordó el tema de esta jornada: “La Jornada Mundial de los Pobres llega a su IV edición. Como se expresa en el Mensaje del Papa Francisco hecho público el pasado 13 de junio, memoria litúrgica de san Antonio de Padua, el tema de la Jornada se articula en torno a la expresión bíblica: ‘Tiende la mano al pobre’ (Sir 7, 32). Visionariamente, el Santo Padre en ese Mensaje quiso enfatizar la emergencia a la que la pandemia por Covid-19 ha sometido al mundo entero. Retomar algunas expresiones de ese texto puede ayudar a comprender las iniciativas implementadas para ofrecer un signo concreto de asistencia y apoyo al número cada vez mayor de familias que se encuentran en una dificultad objetiva”.
Mons. Fisichella subrayó el rico simbolismo de este gesto de la mano: “’Tender la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas manos tendidas hemos podido ver! La mano tendida del médico… de la enfermera y el enfermero… de los que trabajan en la administración… del farmacéutico… del sacerdote. La mano tendida del voluntario que socorre a los que viven en la calle y a los que, a pesar de tener un techo, no tienen comida. La mano tendida de hombres y mujeres que trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad. Y otras manos tendidas que podríamos describir hasta componer una letanía de buenas obras. Todas estas manos han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo’ (n. 6). Y continúa diciendo: ‘Este es un tiempo favorable para volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo’ (n. 7)”.
La Misa con el Papa
Mons Fisichella mencionó a continuación la Misa con el Papa Francisco: “También en esta ocasión, el Romano Pontífice tendió su mano a través de diversas iniciativas para hacer esta Jornada más concreta y efectiva. El domingo 15 de noviembre a las 10:00 horas en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco celebrará la Sagrada Eucaristía con motivo de la IV Jornada Mundial de los Pobres. El evento será transmitido en vivo por las cadenas televisivas Rai 1, TV2000, Telepace y por todas las emisoras católicas del mundo enlazadas al Dicasterio para la Comunicación, asimismo será transmitido en streaming por el portal de Vatican News (vaticannews.va) para aquellos que deseen participar mientras permanecen en la seguridad de sus hogares. Sólo 100 personas estarán simbólicamente presentes en la Basílica de San Pedro, representando a todos los pobres del mundo que, en este día, necesitan especialmente la atención y la solidaridad de la comunidad cristiana, además de los Voluntarios y Benefactores. Las lecturas serán proclamadas por algunas personas que son asistidas cada día por diferentes Asociaciones caritativas”.
Algunas iniciativas tuvieron que ser canceladas: » Como es posible imaginar, los tradicionales signos realizados en los años anteriores han sido suspendidos para cumplir con la normativa vigente, me refiero en particular al Campamento Médico en la Plaza de San Pedro y al almuerzo con 1500 pobres junto al Obispo de Roma en el Aula Paulo VI. La pandemia, sin embargo, no impidió que se realizaran signos concretos para esta Jornada. En la clínica móvil bajo la columnata de San Pedro, gracias a la Limosnería Apostólica, es posible realizar la prueba médica a los pobres que deben tener acceso a los dormitorios o a los que quieren volver a su patria. La clínica móvil está abierta de 8 a 14 horas y, en dos semanas, ha realizado 50 pruebas al día. Del mismo modo, no ha venido a menos la generosidad de algunos benefactores; al contrario, la ha ampliado y la ha hecho aún más eficaz. Gracias a ella hemos logrado realizar algunos signos muy simples pero que expresan la cercanía y la atención del Papa Francisco en esta coyuntura”.
Mons. Fisichella continuó mencionando la preparación de paquetes solidarios con la ayuda de jóvenes desempleados y empresas italianas: “Con el gran apoyo de Roma Cares y la generosidad de los Supermercados Elite, actualmente estamos enviando 5000 paquetes de productos de primera necesidad a las familias de unas sesenta parroquias de Roma que, especialmente en este período, se encuentran en dificultades. Cada caja contiene alimentos de diversos tipos (pasta, arroz, puré de tomate, aceite, sal fina y gruesa, harina, café, azúcar, mermelada, atún, galletas y chocolate) de marcas particularmente prestigiosas, junto con algunas mascarillas quirúrgicas y una tarjeta con una plegaria del Papa Francisco. Siento el deber de dar las gracias especialmente al CEO de Roma Guido Fienga (aquí con nosotros) por Roma Cares y a la familia Fedeli, propietaria de los Supermercados Elite (tenemos aquí al fundador Franco Fedeli y al Director de Operaciones Marco Conti). Al respecto, quisiera también señalar que el envasado y la distribución de estos paquetes fue posible gracias al trabajo de un grupo de veinte jóvenes que actualmente están a la espera de un empleo”.
En Italia no podía faltar la pasta, gracias a un generoso fabricante del sur de Italia: “La fábrica de pasta ‘La Molisana’ también este año ha querido estar presente en nuestras iniciativas con 2,5 toneladas de la renombrada pasta, que se destinarán a diversas Casas Hogares y Asociaciones caritativas. Es importante añadir a la Société des Centres Commerciaux Italia s.r.l. y a la Fundación Robert Halley, que han querido apoyar las iniciativas del Santo Padre con su generosidad en favor de los numerosos pobres presentes en la ciudad y asistidos por tantas realidades eclesiales”.
En cuanto a las máscaras, el obispo Fisichella señala la ayuda de una compañía de seguros: “hemos enviado un primer bloque de 350.000 mascarillas quirúrgicas, para al menos 15.000 estudiantes de diferentes grados escolares, especialmente en la grande periferia de la ciudad, para ser de nuevo un apoyo a las familias y al menos liberarlas del gasto de las mascarillas quirúrgicas. Al mismo tiempo, quiere ser una invitación a los jóvenes estudiantes para que no subestimen los riesgos de la pandemia sobre todo con comportamientos que podrían perjudicar a las personas ancianas una vez que regresen a la familia”.
Amor y sonrisa
Sin embargo, Mons. Fisichella subraya la importancia de la oración para apoyar estas iniciativas en todo el mundo y del folleto que acompaña a la edición de 2020: “Como puede verse, la Jornada Mundial de los Pobres, aunque limitada en las iniciativas, sigue siendo una cita a la que las Diócesis del mundo miran para mantener vivo el sentido de atención y fraternidad hacia las personas más marginadas y desfavorecidas. El Subsidio Pastoral, que nuevamente este año se ha preparado para ayudar a las Parroquias y a las diferentes realidades eclesiales, puede considerarse un instrumento eficaz para que la Jornada no se limite sólo a las iniciativas caritativas, sino que éstas sean sostenidas por la oración personal y comunitaria que nunca puede faltar para que el testimonio sea pleno y eficaz. Como cada año, el Subsidio, además de la edición italiana impresa por Ediciones San Pablo, se ha traducido a cinco idiomas (español, francés, inglés, portugués y polaco) y las versiones respectivas están disponibles en línea en el sitio web del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización (pcpne.va). Diversas Iglesias se han adherido ya, lo cual deja presagiar también para esta Jornada una participación activa, realizada, sin embargo, en las formas más familiares de cercanía y en las propias casas para evitar la propagación del virus”.
El prelado concluyó con el Papa Francisco, refiriéndose al mensaje de amor que va más allá de la movilización por iniciativas concretas y sobre la importancia de pensar en el fin: “Las palabras del Papa Francisco en su Mensaje expresan bien la finalidad de estas iniciativas. El Santo Padre escribe: ‘«En todas tus acciones, ten presente tu final»’ (Sir 7, 36) … El texto se presta a una doble interpretación. La primera hace evidente que siempre debemos tener presente el fin de nuestra existencia. Acordarse de nuestro destino común puede ayudarnos a llevar una vida más atenta a quien es más pobre y no ha tenido las mismas posibilidades que nosotros. Existe también una segunda interpretación… Es el fin de nuestra vida que requiere un proyecto a realizar y un camino a recorrer sin cansarse. Y bien, la finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otra que el amor… Este amor es compartir, es dedicación y servicio, pero comienza con el descubrimiento de que nosotros somos los primeros amados y movidos al amor. Este fin aparece en el momento en que el niño se encuentra con la sonrisa de la madre y se siente amado por el hecho mismo de existir. Incluso una sonrisa que compartimos con el pobre es una fuente de amor y nos permite vivir en la alegría. La mano tendida, entonces, siempre puede enriquecerse con la sonrisa de quién no hace pesar su presencia y la ayuda que ofrece, sino que sólo se alegra de vivir según el estilo de los discípulos de Cristo’ (n. 10). Es con este espíritu que nos preparamos a vivir la IV Jornada Mundial de los Pobres”.
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