, 18 Dic. 19 (ACI Prensa).-
Se repitió nuevamente el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro, patrono de la ciudad de Nápoles (Italia).
El lunes 16 de diciembre a las 10:37 a.m. los fieles reunidos en la capilla del tesoro en la Catedral de Nápoles estallaron de alegría al ser testigos nuevamente del prodigio.
El signo que da cuenta de la repetición del milagro es la agitación del pañuelo blanco por parte de uno de los miembros de la Diputación de la Capilla del Tesoro de San Genaro. En esta oportunidad le tocó el turno a Giovanni Pignatelli.
En esta oportunidad, indican los medios italianos, la liturgia estuvo presidida por el abad de la capilla, Mons. Vincenzo De Gregorio.
La licuefacción de la sangre de San Genaro
La licuefacción de la sangre de este santo es un fenómeno inexplicable que se produce tres veces al año: el sábado anterior al primer domingo de mayo, con motivo de la traslación de los restos del santo a Nápoles; el día de su fiesta litúrgica, el 19 de septiembre; y el 16 de diciembre, aniversario de la intercesión de San Genaro para evitar los efectos de la erupción del volcán Vesubio en 1631.
En diciembre de 2016 no se produjo el milagro, lo cual provocó cierta preocupación entre los fieles. Aunque el hecho de que no se licúe se suele interpretar como el anuncio de un desastre, este no siempre ocurre.
De hecho, el proceso no siempre se produce del mismo modo: a veces la licuefacción tarda varias horas, o incluso días. En otras, como en 2018, el milagro se produce antes de la celebración litúrgica, y en otras ocasiones, por motivos desconocidos, la sangre no se licúa.
El mismo Papa Francisco fue testigo del fenómeno en marzo de 2015. En aquella ocasión, la sangre se licuó delante de la mirada del Santo Padre fuera de las tres fechas indicadas. Por lo tanto, se trató de un hecho extraordinario que también se produjo en 1848 ante el Papa Pío IX.
El milagro no sucedió durante las visitas de San Juan Pablo II en 1979, ni de Benedicto XVI en 2007.
El martirio de San Genaro
San Genaro, patrono de Nápoles, fue Obispo de Benevento. Durante la persecución contra los cristianos fue hecho prisionero junto a sus compañeros y sometido a terribles torturas.
Un día, él y sus amigos fueron arrojados a los leones, pero las bestias solo rugieron sin acercárseles. Entonces fueron tildados de usar magia y condenados a morir decapitados cerca de Pozzuoli, donde también fueron enterrados. Esto sucedió aproximadamente en el año 305.
Las reliquias de San Genaro fueron trasladadas a diferentes lugares hasta que finalmente llegaron a Nápoles en 1497.
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